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Pasado de vergüenza

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Pasado de
vergüenza

A rienda suelta

Por Luis Armando Mendoza Leciano.

«El Sansorismo no tiene un pasado ni de decencia política ni de honestidad electoral. Representa lo peor del viejo PRI. El PRI transa, el PRI corrupto, el PRI que robaba elecciones, el PRI que saqueaba arcas públicas. Así fue en el pasado, así fue en la Álvaro Obregón y así está siendo ahora mismo en Campeche»: Víctor Améndola.

Hablar de la documentada riqueza de la gobernadora Layda Sansores nos remonta, por fuerza, a su padre Carlos Sansores Pérez, quien fue gobernador de Campeche entre 1967 y 1973.
Como su papá, Layda Sansores nunca trabajó en nada. Carlos Sansores Pérez vivió toda su vida de la política, en la que se enriqueció, y Layda Sansores ha vivido toda su vida de la política. Por ello, su riqueza es sospechosa.
Todos los ingresos percibidos en los cargos públicos que ocupó a lo largo de su vida no hubieran sido suficientes para acumular la fortuna y las propiedades que tuvo.
Es el mismo caso de Layda Sansores. Su fortuna y bienes no tienen explicación, ni siquiera con el argumento de que son herencia, pues la riqueza de su padre está vinculada al ejercicio de la política y de los cargos públicos que ocupó.
Igual que su padre, Layda Sansores ha medrado de la política toda su vida.
Es un secreto a voces que la interrupción de su movimiento de protesta por el supuesto fraude electoral de 1997 le redituó buenos dividendos económicos. Pero no sólo eso.
Aunque lo niega, es vox populi que Layda Sansores tuvo pactos económicos y de otra especie con cada uno de los gobernadores con los que perdió la elección por la gubernatura y hasta cuando acordó no participar en la contienda de 2009.
En todos los casos no sólo pactó acuerdos económicos, sino posiciones para su gente más cercana. Aníbal Ostoa Ortega, su secretario de Gobierno, es testigo de ello.
Así vivió durante años mientras ocupaba posiciones políticas como diputada federal o senadora hasta llegar a la Alcaldía Álvaro Obregón de la Ciudad de México, en donde enfrenta acusaciones de su sucesora por corrupción.
Así que, Layda Sansores no es quien para acusar de corrupto a nadie pues, por donde quiera verse, su riqueza hiede a corrupción y su pasado es de vergüenza.
PIAFIDOS: ¿CUÁNTO cuesta al erario mantener el capricho de la funcionaria consentida de la gobernadora de movilizar personal de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana para la realización de su «pedaleada» dominical?… PUES los «casos aislados» de violencia no paran en Campeche y Marcela Muñoz y Renato Sales siguen sin dar una. Ambos son una exaltación a la ineptitud. Imagínense. Marcela dice que la percepción de mayor inseguridad es culpa de los medios y Renato que el incremento de hechos violentos en Campeche es consecuencia del mayor ingreso de armas de fuego provenientes de Estados Unidos. Jajajajaja. Ni a cual irle.