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La hija del cacique

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La hija del cacique

A rienda suelta

Por Luis Armando Mendoza Leciano.

Como su padre, Layda Sansores pretende revivir el cacicazgo más nefasto y funesto que haya vivido Campeche.
En la década de los 60’s, cuando el PRI era partido hegemónico, llegó a la gubernatura, después de haber sido diputado federal y senador de la República, un hombre que se había forjado en las lides políticas desde muy joven.
Se llamaba Carlos Sansores Pérez y le decían «El Negro», a pesar de no tener la piel oscura, y había sido hasta ese entonces el campechano más destacado en la política nacional, después de Héctor Pérez Martínez.
Servil con los poderosos, supo granjearse la amistad de Luis Echeverría Alvarez, desde sus tiempos como secretario de Gobernación y, ya Presidente, lo hizo candidato a la gubernatura de Campeche.
Fue el sexenio 1967-1973, el más aciago que hayan vivido los campechanos, en el que Sansores Pérez amasó fortuna y así nació el cacique que, a base de su poder, se hizo de propiedades hasta convertirse en «el dueño de medio Campeche».
Para Sansores Pérez no había más ley que la suya y la imponía al costo que fuera, al grado de que quien osaba oponérsele era obligado a exiliarse, aunque otros simplemente «desaparecían» y no volvía a saberse nada de ellos.
Ahora en la hegemonía de Morena, Layda Sansores quiere emular a su padre y convertirse en la nueva cacique de Campeche.
Proclive al autoritarismo, igual que su padre, Layda Sansores pretende imponer su ley, sabiéndose protegida por el propio presidente, para quien la ley también es un cuento.
Por eso a Layda no le importa violar las leyes cotidianamente y que sus decisiones representen una violación al Estado de Derecho que rige al país y a Campeche.
Pero Layda olvida que en la época del cacicazgo de su padre las condiciones eran diferentes.
En esos tiempos no existían las comunicaciones que hay ahora y Campeche era un estado aislado del centro del país.
Tampoco existían los medios de comunicación (prensa, radio y televisión), ni tampoco las redes sociales, que se han convertido en una especie de Quinto Poder.
Así que, Layda tendrá aspiraciones de ser la nueva cacique de Campeche, pero se equivoca si cree que los campechanos se lo van a permitir. En su padre ya tuvimos uno y ya vimos cómo le fue a Campeche. Con un cacique basta.
PIAFIDOS: Las últimas encuestas publicadas confirman que el de Layda es un gobierno sin resultados, al grado de que en cada nuevo sondeo su calificación es más baja cada vez y que cada día son los campechanos que la desaprueban, lo que la ubica en el lugar 28 entre los 32 gobernadores, pero lo peor es que el 64 por ciento de los campechanos la consideran corrupta. Y como dice López Obrador, el pueblo es sabio… GRACIAS AL Instituto Nacional de Acceso a la Información, el INAI, los mexicanos pudimos saber de hechos de corrupción en los gobiernos de Vicente Fox, de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto y ninguno de ellos intentó desaparecerlo, como ahora pretende López Obrador luego de que han sido revelados los actos de corrupción de su gobierno y que superan por mucho a sus antecesores… LA SUPREMA Corte de Justicia de la Nación dio un nuevo revés a López Obrador al declarar inconstitucional que la Guardia Nacional esté adscrita a la Secretaría de la Defensa Nacional y ordenar que sea adscrita a la Secretaría de Seguridad Pública. López Obrador tendrá que entender qué es la División de Poderes y que, a diferencia del Legislativo, el Poder Judicial es autónomo y no está a su servicio.