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Las 87 velitas del PRI.

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Shishito

Francisco Gómez Hernández

shishito_50@hotmail.com

Las 87 velitas del PRI.

Un requiem para el PRI se escuchó aquella noche del 2 de julio de 2000, en la que Vicente Fox se alzó con el triunfo en la elección presidencial, dando paso a un periodo de doce años en los que el panismo gobernó desde Los Pinos con una visión conservadora, y cuya decadencia fue marcada por la guerra contra el narco declarada por Felipe Calderón, que cobró la vida de miles de inocentes en un daño colateral que hasta hoy se le recrimina, y que es el principal pasivo para que su esposa Margarita Zavala sea vista con buenos ojos para el 2018.

 

Pero volviendo al anochecer de aquel día en que la gente votó por la alternancia, el PRI cedía el poder después de una absoluta hegemonía de 71 años, pasando por la controversial caída del sistema en 1988 y las elecciones de 1994 manchadas por la sangre de los indígenas zapatistas y el asesinato de Luis Donaldo Colosio, quien había vislumbrado un México con hambre y sed de justicia. En el 2000 el priista Francisco Labastida fue barrido por los votos del cambio a favor de Fox, mientras que en la capital del país se consolidaba el proyecto de izquierda con la llegada del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.

 

En el periodo de los dos sexenios panistas, el PRI le apostó a su recuperación desde las regiones, y así fue conservando alcaldías y recuperando gubernaturas con candidatos que representaban un nuevo rostro. La alternancia fue llenándose de sinsabores, de agravios contra los ciudadanos, no importando el color o la ideología la corrupción imperó en muchas administraciones. Con Madrazo el PRI podría haberse recuperado en el 2006, pero le asestaron el golpe de traición operado por gobernadores que apostaron a la impunidad y por la lideresa magisterial, hoy caída en desgracia, Elba Esther Gordillo.

 

Aunado a la traición en las filas priistas, que mandaron a su candidato a la tercera posición, el fenómeno lopezobradorista fue creciendo hasta aruñar la presidencia en 2006, y con él arrastró poco a poco a sus candidatos a ganar posiciones en los estados como fue el caso de Tabasco, donde las senadurías y diputaciones federales eran ganadas, lo que fue llamado el “efecto AMLO” que no siempre le ha dado para resultados.

 

Con Enrique Peña Nieto como candidato presidencial en 2012, el partido fundado el4 de marzo de 1929 por Plutarco Elías Calles, regresó triunfal a Los Pinos, y lo hizo de la mejor manera, primero sobreponiéndose a un entorno de crispación con movimientos radicales como el de los estudiantes del YoSoy132, además de las redes sociales que comenzaron a surgir como una opción viable para difundir las plataformas políticas, pero que en su mayoría fueron absorbidas por las huestes de izquierda en contra del entonces candidato priista.

 

El gran logro del gobierno de Enrique Peña Nieto son las reformas estructurales, llamadas a ser el pivote del cambio en estructuras anquilosadas, comenzando por el sector energético que con los cambios constitucionales ahora se encuentra abierto a la inversión de capitales privados, sobre todo para lo que será un nuevo boom a través de la explotación en aguas profundas, expectativas que hasta ahora -hay que decirlo- se encuentran detenidas ante la estrepitosa caída de los precios del petróleo a nivel internacional.

 

Con todo este panorama adverso de la economía mundial, la agudización de la violencia criminal, la polarización política y el advenimiento de las candidaturas independientes, el PRI de Manlio Fabio Beltrones llega a su cumpleaños 87, preparándose para presentar 12 candidatos de unidad para igual número de gubernaturas que estarán en disputa este año, y también ¿por qué no decirlo? con el reto que significa intentar ganar la capital de Tabasco, con la candidatura de Liliana Madrigal.

 

Aunque el PRI y el presidente Peña Nieto han guardado la sana distancia, pues hay que recordar que el año pasado no asistió a los festejos por andar de gira en el Reino Unido, en su acercamiento llevarán también la penitencia, pues el efecto político puede ser adverso si se recrudece la crisis económica, mientras que el PAN y el PRD se alían en varios procesos, el Verde es la única organización política aliada a los intereses priistas, lo que en Tabasco le ha resultado bien y puede garantizar una mayor fuerza para enfrentar al perredismo y el morenismo dentro de tres años, tal y como ya se ve en la sesiones del Congreso Local, donde ya no sienten lo duro sino lo tupido.