TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Erwin Macario
Fantomas y Cortázar
—Si se supiera que tengo
estos libros —concluyó
torpemente Saverio—,
¿quién sabe lo que me
pasaría…? Alberto Moravia
El Premio México de Periodismo “Ricardo Flores Magón”, que me entregan mis pares de este oficio, por 54 años de ser ayudante de campo de la historia, me aviva el recuerdo.
Ernesto Márquez García, Walter Meade y Audelino Macario, pueblan de libros y de historias mi estancia en Ciudad de México.
Gonzalo Martré (Mario Trejo González, 55); Luis Arce,; Jorge Albarrán Jaramillo (52) y Juan Pedro Sol la Lande Tardán “Pedro Sol” (50), compañeros, los cuatro , del premio, me refrescan la memoria.
Gloria Díaz González (72), Teodoro Rentería Arróyave (66), Pablo Rubén Villalobos Hernández (66), el conductor de la entrega de premios, Tedy Rentería y Abelardo Martín, representante del líder del Senado, me renuevan la lealtad al periodismo organizado de México, Fapermex y Conalipe.
Martré, escritor, argumentista de Fantomas, autor de más de medio centenar de libros, no sólo documenta mis orígenes, raíz y motivo inicial de ser periodista por su novela histórica Los símbolos transparentes, sino que despierta el recuerdo de lecturas como su Fantomas, La amenaza elegante, que junto con héroes como Superman, Batman, Tarzan. El Santo y algunas heroínas de comics de entonces (Superchica, la mujer maravilla, etc. antes que Marvel diera igualdad de género), forjaron la imaginación del pueblo noble y sabio, hoy con héroes de pie de barro.
Ernesto Márquez, periodista de la cultura en La Jornada, me recuerda la revista en que Martré vuelve personajes de comic, amigos de Fantomas, a Julio Cortázar, Octavio Paz, Alberto Moravia y Susan Sontag.
Con estos escritores, platica “La amenaza elegante” sobre el robo de libros raros, antiguos y originales de la Biblioteca de Londres, según el argumento martreano, con ilustración de Héctor Cruz, de “La inteligencia en llamas!”, revista que Julio Cortázar aprovecha para narrar “Fantomas contra los vampiros multinacionales”, historieta editada por Excélsior y cuyos derechos de autor donó el escritor de “Rayuela” al Tribunal Russel contra violaciones a los derechos humanos, que detonó con la Guerra de Vietnam.
El tema Fantomas, escritores, da para mucho. Lo del tribunal me lleva a las pláticas con Walter Meade, a quien redescubro en CdMx, después de que estuvo en Tabasco.
Con esto relaciono al corresponsal de Prensa Latina en México, Luis Manuel Arce, “primer colega extranjero que la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, Fapermex y el Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, Conalipe, le otorga el Premio México de Periodismo, “Ricardo Flores Magón”, también por más de 50 años de ejercicio de prensa.
Luis Manuel, pudiera decirse, fue el vocero del Che Guevara en el gobierno revolucionario cubano. El guerrillero universal nos une, al igual que el Premio México de Periodismo. Le cuento sobre las crónicas que como enviado de Tabasco Hoy hice en su sepelio en la Isla, en 1997.
Jorge Albarrán jalonea el recuerdo de Avance/Tabasco, cuando se editaba en el entonces Distrito Federal y cuya hemeroteca pudiera rescatarse con los ejemplares que él conserva allá en Iguala, Guerrero.
La plática con Pedro Sol, me hace añorar las caricaturas que varios de esos creadores del periodismo satírico cotidiano en el país me hicieron, cuando vinieron a entregarle el Huevo Ónix al gobernador Leandro Rovirosa Wade y yo serví de guía de turistas. Esas obras están perdidas.
Claro, los minutos con Gonzalo Martré —gracias, Ernesto— me regresaron a las lecturas de los escritores que, genial anticultura (le dicen), hizo personajes de Fantomas: Julio Cortázar, Octavio Paz, Alberto Moravia y Susan Sontag. Y a releer “Vampiros multinacionales”, que no se me hizo difícil como Rayuela, libro que me regaló, ya corrió mucha tinta, mi recordado amigo Fito Zetina.
Mucho hay detrás de un premio de periodismo.