El primer ministro francés Manuel Valls abonará al Estado 2,500 euros (unos 43,250 pesos mexicanos) para cubrir el precio de los pasajes de sus dos hijos que viajaron con él en un avión del gobierno para asistir a la final de la Liga de Campeones en Berlín.
El caso suscitó una gran polémica en Francia y ha dañado la imagen de integridad de Valls.
«Reconozco evidentemente que hubo un error, un error de comunicación, un error de sensibilidad», pero «no hubo ninguna falta», tratándose de un desplazamiento oficial, dijo Valls durante una visita a la isla francesa de La Reunión, en el océano Índico.
«Si pudiera volver atrás, no lo haría de nuevo», declaró más temprano el primer ministro, quien se había mostrado impasible ante las acusaciones de la prensa y de la oposición de derecha.
«Y para despejar cualquier duda, he decidido asumir el costo del viaje de mis dos hijos, es decir 2,500 euros», señaló Valls.
El responsable socialista, amante del futbol y seguidor del Barcelona, recalcó sin embargo que la presencia de sus hijos en el vuelo «no costó ni un euro de más».
El ministro recalcó que se trataba de un «desplazamiento oficial» para hablar con el presidente de la UEFA, Michel Platini, sobre la organización en Francia de la Eurocopa 2016, pese a que siguen existiendo dudas sobre el carácter profesional o recreativo del viaje.
Con el país en crisis, la escapada del jefe de gobierno el pasado sábado para asistir a la final de la Liga de Campeones dejó un regusto amargo. Más de tres de cada cuatro franceses (77%) declararon estar «sorprendidos» por el episodio, según un sondeo publicado el miércoles.
«Soy sensible, por supuesto, a la reacción de los franceses, debo encarnar un comportamiento perfectamente riguroso», reconoció Valls.
«Efecto devastador»
Queda por saber si este gesto bastará para apagar la polémica, causada por un responsable político que siempre ha hecho gala de ejemplaridad, integridad y valores fundamentales.
«Nadie ha olvidado las declaraciones solemnes de Manuel Valls, en julio de 2014: ‘Cuando se gobierne, se debe ser ejemplar (…) El primer ministro debería inspirarse en aplicarse a sí mismo esta regla elemental de ética'», recogía el diario Le Monde.
«El efecto se presenta devastador y acredita la impresión de que, decididamente, existen los poderosos y el resto» recogía este jueves el diario regional L’Est Républicain.
«El jet privado es un símbolo. Como lo fueron los puros, o el tamaño de los apartamentos», destaca Arnaud Dupui-Castérès, experto en comunicación, presidente de la sociedad Vae Solis. «Hay temas en los que la opinión pública es extremadamente sensible».
La imagen de Nicolas Sarkozy se vio muy afectada por su decisión de celebrar su elección en las presidenciales de 2007 en el lujoso restaurante Fouquet’s, en los Campos Elíseos, antes de irse de crucero a bordo de un yate que le prestó el empresario Vincent Bolloré.
En cuanto a Valls, el ministro de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, afirmó que se trataba de una decisión «sabia» y el jefe de los diputados socialistas, Bruno Le Roux, celebró un gestó «simbólicamente fuerte».
La oposición se mostró menos convencida.
«Que Valls pague todo, las medias tintas no tienen sentido», reclamó por Twitter uno de los vicepresidentes del partido de ultraderecha Frente Nacional, Florian Philippot.
Los 2,500 euros corresponden a la tarifa media de un vuelo comercial de ida y vuelta para dos personas, según el entorno del primer ministro. Pero el coste total del uso del avión oficial se calcula entre 12,000 y 15,000 euros.
Una asociación de lucha contra la corrupción, el Frente Republicano de Intervención contra la Corrupción (FRICC), anunció que denunciará a Manuel Valls por malversación de fondos públicos. Con información de CNNMexico
