El presidente del gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont, proclamó el martes la independencia de la región española, pero dijo que sus efectos deben postergarse para permitir un diálogo con Madrid.
“Hoy asumo el mandato de que Cataluña se convierta en un estado independiente en forma de república”, dijo Puigdemont. “Proponemos que el Parlament suspenda la declaración de independencia para emprender un diálogo para llegar a una solución acordada”, agregó a continuación.
Si bien Puigdemont no llegó a pedir de forma explícita a la cámara que apoye con una votación la declaración de independencia, una decisión que habría cerrado la puerta a cualquier solución negociada, sus palabras empujaron a España hacia lo desconocido.
El gobierno español dice que una declaración unilateral de independencia es ilegal y prometió actuar “para restablecer la ley y la democracia” si el Parlamento regional sigue adelante con sus planes secesionistas.
El presidente español, Mariano Rajoy, podría dar el paso sin precedentes de disolver el Parlamento catalán y convocar nuevas elecciones regionales. También podría pedir a los tribunales que declare inconstitucional una declaración de independencia.
Pese a los renovados llamados al diálogo con Madrid, la proclamación dificulta aún más una solución negociada, ya que Rajoy dijo que no hablará con los líderes catalanes hasta que no abandonen sus planes de independencia.
La crisis institucional en la cuarta economía más grande de la zona euro, que ha provocado también una fractura en la sociedad catalana y española, se disparó tras el referéndum no autorizado celebrado el 1 de octubre, agitando los mercados y provocando un verdadero éxodo de sedes de empresas de la región a otros puntos del territorio español.
Además de las presiones empresariales, del gobierno y de diversos grupos políticos y sociales pidiendo la no declaración de independencia, en las últimas horas la Unión Europea volvió a llamar al gobierno catalán a respetar la legalidad.
“Le pido que respete (…) el orden constitucional y que no anuncie una decisión que imposibilite el diálogo. La diversidad no debería y no necesita llevar a un conflicto cuyas consecuencias obviamente serían malas para los catalanes, para España y para toda Europa”, dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, antes del discurso.
Puigdemont pidió expresamente a la UE “que se implique a fondo” y se mostró “convencido de que si en los próximos días todo el mundo actúa con la misma generosidad y cumple con sus obligaciones, el conflicto entre Cataluña y el estado español se puede resolver de manera serena y acordada”.
Mientras que el exterior del Parlamento estaba fuertemente custodiado por las fuerzas de seguridad, en el próximo Arco del Triunfo miles de personas partidarias de la independencia escuchaban en silencio el discurso transmitido en una pantalla gigante.
Una vez finalizado, algunos mostraron su decepción: “No hay ninguna solución mediando con España (…) creo que (Puigdemont) ha sido un cobarde hoy”, afirmó Eric Martínez, directivo de 27 años.