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El engaño

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TRANSPARENCIA

POLÍTICA

Erwin Macario

El engaño

Repara

que son sirenas los hombres,

que para matarnos cantan.

Lope de Vega/Peribañez  y

el comendador de Ocaña

 

Alegar —como lo hace la candidata de la mafia priísta—, la condición de mujer para salvar el pellejo ante el juego sucio hasta de su propio partido, no cambiará los resultados en esta elección extraordinaria del presidente municipal de Centro y los regidores que habrán de concluir el trienio interrumpido que gobierna Francisco Peralta Burelo.

Por el contrario, prueba la fallida paridad de género a la que los políticos han encontrado la forma de combatir, incluso con el gobierno de las llamadas “Juanitas”, una burla más de los partidos políticos a la ciudadanía, no sólo de Tabasco.

Víctima propiciatoria en el altar de la monarquía hereditaria del PRI, Liliana Madrigal Méndez, alias Liliana Magaña —Manlio Fabio, dixi—, será este domingo 13 una de las mujeres sacrificadas en la política tabasqueña, donde la rudeza, la guerra sucia, ahora importada de experimentos priístas en Sonora y Colima, falló contra el candidato perredista Gaudiano Rovirosa pero cumplió otro de sus fines alternos: eliminar en la carrera sucesoria de Tabasco a varias mujeres. Para los reyes —y tal lo son quienes han detentado el poder en Tabasco— es mejor heredar a un hijo que a una hija, por más que en esa sucesión hereditaria se dé el caso de sólo infantas en la familia monárquica.

Bien valdría, esta vez, escribir en versos. Mas negado a tales alturas, queridos lectores, dejadme traer de nuevo a Peribañez y el comendador de Ocaña, para no hacer más duro el engaño a las mujeres:

Mil faltas se han conocido/ en esta fiesta pasada./ Puesto, señores, que ha sido/ la procesión tan honrada/ y el santo tan bien servido,/ debemos considerar/ que parece mal faltar/ en tan noble cofradía/ lo que agora se podría/ fácilmente remediar./ Y cierto que, pues que toca/ a todos un mal que daña/ generalmente, que es poca/ devoción de toda Ocaña,/ y a toda España provoca,/ de nuestro santo patrón,/ Roque, vemos cada día/ aumentar la devoción/ una y otra cofradía,/una y otra procesión.

Ningún verso, empero, amainará el daño a las mujeres esta vez. Nunca habían estado más cerca del poder nuestras políticas. Pero el paraíso prometido fue subvertido esta vez, no por la serpiente sino por el hombre. Engaño y poder, son masculinos.

El canto de la sirena mareó primero a Rosalinda López Hernández, presa fácil de los cofrades: cegada por la ambición se acercó al enemigo común, Roberto Madrazo, despreciando a quienes la hicieron lo que es en política, entre ellos Andrés Manuel López Obrador. Y el PRD.

Olvidando los consejos que había dado al candidato perredista Gerardo Gaudiano de que no escuchara el canto de las sirenas —y hasta le ofreció enviarle el libro La odisea—, la hermana de Adán Augusto López Hernández se exhibió en el establo madracista en un aniversario luctuoso de Carlos Madrazo. Buscaba la candidatura común PRI-PVEM, franquicia esta última que Roberto consiguió para afianzar el futurismo de Federiquito. Fue candidata del PVEM únicamente pues Evaristo Hernández Cruz, le arrebató a la mafia priísta la candidatura. Al anular la elección pasada, Rosalinda quiso ser ahora sí candidata común: la reventó Madrazo

Con ella también fue aplastado esta vez Evaristo, empujándolo a Morena, donde hizo un servicio electoral a favor de Octavio Romero Oropeza. Al colocar a la candidata Liliana Madrigal, no se buscaba ganar. Eso poco importa a los dueños del PRI. Le cargarán la derrota a quienes hicieron aparecer como madrinas de esa candidatura. A la diputada federal GinaTrujillo, principalmente. El trabajo perfecto para limpiarle el camino al hijo de Roberto. Hasta la propia ex rectora de la UJAT, Candita Gil, se le pretende dañar porque “fue de las que apoyaron a Liliana”.

No saben las mujeres priísta que han creído en esta campaña que no se trató sino de un juego sucio interno en ese partido. No entienden que los h9mbres, como dice Lope de Vega, son sirenas que para matarlas cantan.

Ojalá y como el héroe Ulises (no Ruiz, el mapache) para el futuro las mujeres se amarren al mástil.Habría que concluir esta columna de la mujer engañada, con algo más del gran Lope de Vega:

Señora mía,

               ya se va acercando el día

               y es tiempo de ir a segar.

                  Demás que, saliendo vos,

               sale el sol, y es tarde ya.

               Lástima a todos nos da

De veros sola, por Dios