Desesperados residentes que quedaron sin hogar por el sismo más mortífero de México en tres décadas se reunían el viernes en tiendas de campaña en el sur de la capital, mientras la cifra de muertos trepaba a 286 y el agotamiento comenzaba a pesar en los rescatistas tres días después del temblor.
El terremoto de magnitud 7.1 azotó a unos 52 edificios en la extensa capital mexicana, provocando una frenética cacería de supervivientes e incitando a los partidos políticos a superarse mutuamente con promesas de donaciones para los esfuerzos de rescate antes de las elecciones del próximo año.
En la populosa Ciudad de México y zonas cercanas la magnitud de los daños se hizo evidente en muchas viviendas que acabaron inhabitables. Cientos de personas buscaban dónde quedarse, aumentando el riesgo de que surja una escasez de viviendas en las próximas semanas.
Pese a que con el correr de las horas disminuían las esperanzas de hallar más supervivientes, el presidente Enrique Pena Nieto insistió en que las operaciones de rescate continuarán.
En el complejo de Girasoles en el sur de la ciudad, los funcionarios acordonaron grandes áreas del desarrollo después de que dos de sus aproximadamente 30 edificios de apartamentos se derrumbaron. Un letrero manuscrito al otro lado de la calle enumeraba a 14 personas que habrían muerto allí.
Los residentes angustiados, a quienes se les dio por grupos 20 minutos para recoger las pertenencias de sus apartamentos, temían que sus hogares pudieran convertirse en escombros una vez que los inspectores determinen qué edificios son seguros y cuáles deben ser demolidos por razones de seguridad.
Vladimir Estrada, de 39 años, regresaba de su apartamento ubicado en el quinto piso con bolsas de plástico llenas con sus pertenencias.
“Nadie aquí tiene seguro. Algunos tienen familiares que les apoyan pero otros no. Estamos en la incertidumbre total”, dijo a Reuters.
Varias furgonetas de mudanzas estaban cargadas de colchones y muebles. Pero, con pocos lugares para ir y la preocupación por sus propiedades en gran parte no aseguradas, muchos optaron por acampar, aprovechando al máximo las ventanas de tiempo para sacar sus posesiones. Otros dormían en sus coches.
La trabajadora de servicios de emergencia Ana Karen Almanza estaba ayudando a coordinar la llegada de suministros donados en el parque, donde se habían levantado una docena de toldos.
“Ya no hay nadie atrapado, gracias a Dios,” dijo en referencia a los pobladores del complejo habitacional. “Ahora es la cuestión material, de las pertenencias, pero la gente ya no debe entrar.”
Descontento
El sismo, que ocurrió justo en la misma fecha pero 32 años después de uno que mató a miles de personas, provocó reacciones de pánico. Pero conforme pasaba el tiempo comenzaron a aparecer las escenas de cansancio y un creciente descontento.
A última hora del jueves, la Marina de México se disculpó por comunicar información incorrecta sobre la historia de una niña supuestamente atrapada bajo una escuela colapsada en la Ciudad de México.
La historia de la niña y la intensa cobertura de televisión había cautivado a una nación devastada. Pero muchos mexicanos al sentirse engañados estallaron en ira.
Los funcionarios también buscaron aplacar los rumores de que los militares estarían destruyendo edificios arrasados ??que se consideran poco propensos a albergar sobrevivientes.
A lo largo de la ciudad, miles de trabajadores de rescate y equipos especiales usaban perros rastreadores para peinar los restos de edificios en búsqueda de sobrevivientes.
Y en medio de la desgracia, los partidos políticos trataron de brillar cuando faltan meses para las elecciones de julio del 2018 y las encuestas muestran las preferencias a favor del líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador del partido MORENA.
En un comunicado, el gobernante PRI dijo que estaría donando 258 millones de pesos (14,42 millones de dólares), o 25 por ciento de su financiamiento federal anual, para ayudar a los afectados.
Mientras tanto, la comisión nacional de derechos humanos propuso cambiar la Constitución mexicana para desviar alrededor del 30 por ciento de los fondos de los partidos políticos a un fondo federal de desastres.
Después de otro sismo hace dos semanas que cobró la vida de casi 100 personas en el sur del país, López Obrador sugirió donar el 20 por ciento de los fondos federales de campaña de su partido para las víctimas.
El jueves, tras la propuesta del PRI el veterano político subió las apuestas y proponiendo donar el 50 por ciento de los fondos federales del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) para apoyar a las víctimas.
Lorenzo Córdova, director de la autoridad electoral, dijo en un video enviado a Twitter que el organismo no tenía ningún problema con los partidos que deciden desviar fondos a los necesitados. (Reuters).