Testigo fiel
Por: Jesús Torres
Sombrío panorama para 2020
El panorama económico para el próximo año no luce nada favorable para México, no solo derivado de los pronósticos que han hecho las calificadoras sobre el crecimiento de este país, incluidos el Banco de México, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), sino que las expectativas de desarrollo no se observan por ningún lado.
Y quienes seguirán pagando los platos rotos de las malas decisiones de este gobierno serán los propios mexicanos, pero sobre todo los consumidores y las familias que menos tienen.
Vea porqué: con la recién aprobada Ley de Ingresos, planchada por la mayoría de Morena y sus aliados en el Congreso de la Unión se tendrá que pagar más impuestos, cuando en campaña el presidente López dijo que eso no ocurriría en su gobierno.
Así, a partir del primero de enero de 2020, el golpe al bolsillo de los mexicanos se resentirá por un mayor cobro a través del gravamen a gasolinas, consumo (IVA) y al Impuesto Sobre la Renta (ISR) para los contribuyentes.
En contraparte, los impulsores de la Cuarta Transformación (4T) no incluyeron en su política de recaudación fiscal a las grandes empresas de refrescos, comida chatarra, bebidas alcohólicas y cigarros.
En otras palabras, se evitaron molestar a las tabacaleras y refresqueras pero eso sí elevaron tabuladores de cobro del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) que todos consumimos.
Lo peor de todo es que con la nueva Ley de Ingresos se prevén recortes de hasta 15 mil millones de pesos en diversos programas según advirtió el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas.
Lo preocupante del caso es que de acuerdo con el líder del PRI, con esta política fiscal que calificó de ‘terrorismo’, se anticipa una recesión económica que afectará a las familias mexicanas. Y no es para menos pues estados y municipios resentirán una reducción en participaciones por 8 mil 660 millones de pesos el próximo año.
Como dijo Moreno Cárdenas, la improvisación de este gobierno los está llevando a implementar una política económica irresponsable destinada al fracaso, con una recaudación de impuestos voraz que afectará a los que menos tienen. ¡Que Dios nos agarre confesados!
