Testigo fiel
Por: Jesús Torres
¿Y la alerta sísmica temprana?
El sismo ocurrido en Tabasco el pasado 7 de septiembre de 2017, como nunca había pasado, no fue un caso menor, si de lo que se trata es de recordar fenómenos similares como los que se suscitaron en la ciudad de México ese mismo año y poco antes, en 1985, ambos desastrosos.
En el caso del territorio tabasqueño, hay que decirlo, no era hasta entonces una zona sísmica, aunque la sacudida, casi a la media noche de aquel jueves, fue de tal magnitud, (8.2 en la escala de Richter) que cambió para siempre la vida de muchos.
Y no era para menos, se trataba del terremoto más fuerte registrado en México desde 1932 cuando se presentó un fenómeno similar que devastó Jalisco y Colima.
Esta vez el epicentro se había ubicado en el golfo de Tehuantepec, 137 kilómetros al suroeste de Pijijiapan, Chiapas y sus efectos llegaron hasta el centro y sureste de la república, así como Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice.
Hoy, a dos años de aquellos hechos, y aprovechando que ayer fue motivo para recordar estos trágicos acontecimientos, no está demás en volver a insistir que Tabasco, ahora sí como zona sísmica, es tiempo que cuente ya con protocolos de seguridad para emitir una alerta temprana a la población cuando se registre un movimiento telúrico, como ocurre en la ciudad de México y otras entidades del país.
No sólo se trata de realizar macro simulacros como los que organizaron autoridades en coordinación con los organismos de Protección Civil, sino de tomar medidas más efectivas para estar preparados cuando se presente un fenómeno natural de mayor envergadura.
El 11 de septiembre de 2017, publiqué en este mismo espacio, sobre la urgente necesidad de que Tabasco cuente con un sistema de alerta sísmico diseñado para detectar movimientos telúricos que le dé tiempo a la población de buscar un lugar seguro.
El año pasado, el hoy director de Protección Civil, Jorge Mier y Terán anunció que se iniciaría con la instalación de la alerta sísmica en Tabasco con una inversión de entre 10 y 13 millones de pesos, sin embargo al paso del tiempo todo ha quedado en buenas intenciones.
Si hace un par de años los tabasqueños corrimos con suerte, todavía se está a tiempo de evitar una tragedia mayor en caso de sufrir una nueva sacudida como las que ya se han vivido en otros estados. Más vale prevenir que lamentar, todavía vivimos para contarlo.
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