El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, ordenó la semana pasada revisar los teléfonos móviles de empleados de la residencia presidencial para evitar filtraciones, informaron hoy varios medios estadunidenses.
Según la cadena CNN, Spicer convocó a los empleados en su oficina para trasmitirles su frustración por las filtraciones que se han producido desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó al poder el pasado 20 de enero.
Los trabajadores fueron convocados a una «reunión de emergencia», aseguraron al diario Politico fuentes presentes en la sala, al precisar que tuvieron que dejar sus aparatos en una mesa para un «chequeo».
El portavoz advirtió a los presentes de que el uso de aplicaciones de texto codificado, como Signal o Confide, supone una violación de la ley, de acuerdo con la CNN, que cita «fuentes con conocimiento del asunto».
Después, Spicer, acompañado del abogado de la Casa Blanca Don McGahn, pidió a los empleados que facilitaran sus teléfonos para comprobar que ni usaban las citadas aplicaciones ni estaban en contacto con periodistas de manera privada.
El portavoz no sólo requirió los teléfonos de trabajo, sino también los personales.
De acuerdo con la cadena Fox News, que cita como fuente a dos funcionarios del Gobierno, «cerca de dos docenas» recibieron el aviso de Spicer para entregar sus teléfonos.
La revisión paradójicamente se filtró hoy después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declarara el pasado día 16 la guerra a las filtraciones a la prensa de información sobre su Gobierno que se han multiplicado en las últimas semanas.
Trump aseguró entonces que había encargado una investigación de esos actos «criminales» y que los autores pagarán «un gran precio».
Vamos a encontrar a los responsables de las filtraciones y van a pagar un gran precio por haber filtrado» información, afirmó Trump durante una reunión con miembros del Congreso en la Casa Blanca.
Después, en una conferencia de prensa, el mandatario anunció que había «pedido al Departamento de Justicia que examine» la proliferación de «filtraciones criminales» sobre información de su Ejecutivo que aparece en los medios gracias a fuentes anónimas.
Entre las filtraciones que han enojado a Trump está la que reveló que su exasesor de seguridad nacional, Michael Flynn, había conversado con Rusia sobre las sanciones impuestas a ese país, algo que motivó la dimisión de ese alto funcionario.
Desde la campaña electoral del pasado año, Trump no ha dejado de atacar a grandes medios de comunicación que publican alguna noticia incómoda para el magnate, hasta el punto de llamarles «deshonestos» «enemigo del pueblo» y divulgadores de «noticias falsas». (Excelsior)