México enfrenta el mayor brote de tos ferina en los últimos siete años, con 835 casos confirmados y 49 muertes en menores, según el informe más reciente de la Secretaría de Salud. La mayoría de las niñas y niños que fallecieron no contaban con antecedentes de vacunación, revelaron las autoridades.
El aumento de contagios representa un incremento del 1,110% respecto al mismo periodo de 2024, cuando se reportaron apenas 69 casos. De las muertes registradas este año, el 91% fueron infantes menores de seis meses de edad, es decir, en una etapa en la que la inmunización temprana es crucial para su protección.
El repunte se produce en un contexto de caída sostenida en la cobertura de vacunación infantil, una situación que, según expertos en salud pública, ha debilitado la inmunidad colectiva y generado condiciones para el resurgimiento de enfermedades prevenibles.
Caída en cobertura y presupuesto
En 2018 se aplicaron más de 6.2 millones de vacunas DPT y pentavalentes, que previenen la tos ferina. Para 2023, esa cifra descendió a 5.2 millones, una caída del 15% en cinco años. El programa de vacunación sufrió además recortes presupuestales. De acuerdo con la Cuenta Pública, el gasto en vacunas pasó de 8.6 millones de pesos en 2021 a 4.7 millones en 2024, y para 2025 el presupuesto aprobado disminuyó un 68% respecto al año anterior.
“Este brote no se explica sin considerar el rezago en vacunación que dejó la pandemia de COVID-19, pero también las decisiones institucionales que debilitaron la estrategia nacional de inmunización”, señaló Tania Ramírez, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
Una crisis anunciada
Los datos oficiales muestran que la cobertura de la vacuna hexavalente en menores de un año cayó de 78% en 2012 a 68.9% entre 2021 y 2023, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT). Solo en ese último periodo, 81 mil niñas y niños no recibieron su primera dosis de DPT.
La Secretaría de Salud no compró biológicos DPT en 2019, lo que dejó a 502 mil niños sin vacunar ese año, equiparando a México con países de bajos ingresos como Angola. Entre 2019 y 2021, más de 6.8 millones de niños de cuatro años no recibieron su refuerzo, según datos publicados por Animal Político.
Ese mismo año, se canceló la Tercera Semana Nacional de Salud, que se celebraba tradicionalmente en octubre y permitía reforzar la aplicación de biológicos en todo el país. En su lugar, se instauraron las Jornadas Nacionales de Salud Pública, con menor alcance, menos recursos y una periodicidad reducida a solo dos veces por año.
Expertos advierten sobre consecuencias
“Lo que estamos viendo es el resultado de una baja en la cobertura y en la inmunidad de grupo. Cuando el número de no vacunados supera cierto umbral, ocurren brotes como este”, advirtió Carlos Pantoja, del Departamento de Salud Pública de la UNAM.
El neumólogo Gustavo Rosales apuntó que la suspensión de campañas de vacunación y la disminución del contacto social durante la pandemia redujeron la exposición del sistema inmune a agentes infecciosos, afectando la memoria inmunológica de la población.
“Cuando rompimos el aislamiento y volvimos a reunirnos, nos hicimos más sensibles a infecciones como la tos ferina”, explicó Rosales.
Urge recuperación de la estrategia
El secretario de Salud, David Kershenobich, reconoció la gravedad del problema y anunció el regreso de la Semana Nacional de Vacunación. El objetivo, dijo, es alcanzar una cobertura del 90% en la población infantil, especialmente frente a enfermedades como la tos ferina y el sarampión.
“El único mecanismo efectivo para prevenir esta enfermedad es la vacunación. Necesitamos campañas permanentes, cobertura amplia y vigilancia activa”, subrayó el infectólogo Alejandro Macías, quien también destacó que el número de muertes en menores de un año evidencia que el problema no es solo de mejor detección, sino de un mayor número real de contagios.
Una señal de alerta
El brote de tos ferina y los fallecimientos infantiles deben ser considerados una señal crítica de lo que puede suceder si no se garantiza el acceso universal y oportuno a las vacunas. Expertos, académicos y organizaciones civiles coinciden en que no hay justificación para que el esquema básico de vacunación no esté plenamente garantizado para la niñez mexicana en 2025. (Mas).