Testigo fiel
Por: Jesús Torres
Reforma de AMLO, condenada al fracaso
Por lo menos dos factores pesaron como losa para que la reforma electoral de López Obrador quedara condenada al fracaso.
La marcha histórica que realizaron cientos de miles de mexicanos en todo el país el domingo pasado en defensa del INE y la postura del PRI de votar en San Lázaro en contra de todo aquello que vaya en detrimento de los órganos electorales autónomos.
El inquilino de Palacio Nacional apostó, como es su estilo, a la confrontación y perdió toda posibilidad de un acuerdo con la oposición, así como ante una sociedad pensante a la que humilló pero que no se deja engañar, lo que ya le resulta por demás preocupante rumbo al 2024.
El tabasqueño sabía que requería forzosamente de los votos del PRI en la Cámara de Diputados para impulsar la reforma electoral, pero en vez de hacer política de la buena, como se estila decir en estos casos, desató sus demonios contra el líder nacional del tricolor y diputado federal, Alejandro Moreno Cárdenas.
AMLO optó por judicializar la política creyendo que le daría resultados mediante ataques sistemáticos contra el priista vía Layda Sansores, gobernadora de Campeche, valiéndose de filtraciones ilegales de audios y diálogos truqueados.
En ese trayecto, el originario de Macuspana también enderezó los misiles contra el líder de su partido en el Senado, el morenista, Ricardo Monreal Ávila a quien la campechana dedicó su talk show de los Martes del Jaguar bajo el mismo montaje de supuestas conversaciones.
Ya con este rompimiento, el originario de Macuspana, sabedor de que no cuenta con el respaldo de ambas cámaras dio a conocer un ‘plan B’ para hacer cambios a las leyes secundarias, pero que contravienen lo que mandata la Constitución en el caso de la designación de los consejeros electorales o la composición del Poder Legislativo.
Y para que quedara más que claro, quien salió al paso de las pretensiones de López Obrador, fue el jefe de la bancada de Morena en el Senado, Monreal Avila quien calificó de ilegales las modificaciones a la ley electoral.
Sobre todo en lo que hace a la integración de la Cámara de Diputados, los principios de representación proporcional, mayoría relativa y la composición del INE.
AMLO sabe que no lleva las de ganar, y lo que haga de aquí en adelante, no serán más que los últimos coletazos de una fiera herida. Jugó mal y perdió.
