En un drástico y sin precedentes cambio de enfoque, el Departamento de Estado de Estados Unidos decidió aumentar la recompensa por información que conduzca a la captura de Nicolás Maduro a una cifra récord: 25 millones de dólares.
Este aumento es un mensaje directo a Caracas, pues supera la recompensa ofrecida por el líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Nemesio “El Mencho” Oseguera Cervantes, por quien hasta ahora se ofrece hasta 15 millones de dólares.
Maduro, presidente de Venezuela, es ahora uno de los objetivos más codiciados del gobierno estadounidense, al que se le vincula con el narcotráfico y diversas violaciones de derechos humanos.
Además de la recompensa por Maduro, el Departamento de Estado elevó la cifra a 25 millones de dólares también por la captura de Diosdado Cabello, el poderoso Ministro del Interior, Justicia y Paz de Venezuela, conocido por su estrecha relación con Maduro y su influencia en el país.
Mientras tanto, el Ministro de Defensa, Vladimir Padrino, fue incluido en la lista con una recompensa de 15 millones de dólares. Estos movimientos demuestran que Estados Unidos no solo ve a Maduro como el líder de un régimen corrupto, sino también a los miembros de su círculo cercano que, según la administración Biden, han perpetuado la violencia y el narcotráfico en Venezuela y en la región.
Este aumento de recompensas, que pone a Maduro y Cabello a la par de otros capos como “El Mencho”, es parte de una estrategia más amplia que busca aislar económicamente al régimen de Caracas. Estados Unidos ha lanzado una serie de sanciones y restricciones, que van más allá de las recompensas monetarias.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó además a 8 altos funcionarios del gobierno venezolano, entre los que se encuentran figuras clave de la estructura del poder como Héctor Andrés Obregón Pérez, presidente de la petrolera estatal PDVSA, y Ramón Celestino Velásquez Araguayan, ministro de Transporte y presidente de CONVIASA, la aerolínea nacional de Venezuela.
Estas sanciones se suman a las ya impuestas por el gobierno estadounidense desde hace años, pero ahora buscan presionar aún más al régimen de Maduro.
El subsecretario interino del Tesoro para Terrorismo e Inteligencia Financiera, Bradley T. Smith, expresó que “desde las elecciones del año pasado, Maduro y sus asociados han continuado con sus acciones represivas en Venezuela”, una clara alusión a las prácticas autoritarias que han marcado su mandato.
La presión sobre Venezuela no solo se limita a sanciones financieras y recompensas, sino que también ha involucrado un esfuerzo diplomático para aislar al régimen internacionalmente.
Las restricciones de visas a funcionarios del gobierno venezolano se enmarcan en un intento de frenar la expansión de la influencia de Maduro, quien, a pesar de las sanciones, continúa controlando el aparato estatal.
Este aumento en la recompensa y las sanciones coincide con la juramentación de Maduro en el Parlamento de Venezuela como presidente para el periodo 2025-2031, un acto que ha sido considerado por la comunidad internacional como ilegítimo, dada la naturaleza de las elecciones y la represión durante el proceso.
El gobierno de Joe Biden, que está en sus últimos días de mandato, ya ha dejado claro que bajo la administración de Donald Trump, se tomarán medidas adicionales para limitar los ingresos de Maduro y continuar con el cerco económico a Venezuela.
(emeequis).