La paciencia se agotó hace tiempo. El feminicidio de Mara Castillal no ha sido un caso aislado ni el primero, pero ha puesto el dedo en la llaga sobre la ola de violencia contra las mujeres en México. Miles de personas han salido a las calles este domingo en varios puntos del país en protesta por el asesinato de la estudiante de 19 años, que desapareció el pasado 8 de septiembre después de que abordó un coche de Cabify para volver a casa tras salir de fiesta con sus amigos. Las marchas no solo exigen justicia, también son un grito para poner freno al acoso, el miedo y la inseguridad que padecen las mujeres a diario por el hecho de ser mujeres.
No hay mujer en México que no haya sentido acoso”, aseguraba este domingo Aidé Bravo, de 37 años, durante la marcha en la capital del país. Cerca de ella, Marta Albores, de 30, insistía en que la única solución ante esta lacra “es cambiar la cultura machista, lo que les enseñamos a nuestros hijos e hijas”. Con voz quebrada, Estefanía Morales, otra asistente a la protesta, recordaba que el crimen de la joven Castilla no es un hecho aislado. “Todos [los feminicidios] importan, pero este debe ser la gota que derrame el vaso”.
Los asistentes alertaron de la necesidad de no revictimizar a la estudiante de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, como ha ocurrido con mensajes vertidos en redes sociales tras conocerse el asesinato. Amplios sectores de la sociedad mexicana aún piensan que las víctimas de la violencia machista “se lo buscaron”, “se expusieron” o directamente “lo provocaron”. La respuesta se ha agrupado, entre otras etiquetas, con el hashtag #SiMeMatan, que se hizo popular tras el caso de Lesvy Berlín en mayo pasado. “#SiMeMatan es porque me gustaba salir de noche y tomar mucha cerveza”, escribió la propia Mara Castilla hace cinco meses..
Las marchas se han convocado en la Ciudad de México, Guadalajara (la segunda urbe más poblada del país), Puebla (la ciudad en la que estudiaba Mara Fernanda) y Xalapa (de donde era originaria). El recorrido de la protesta de la capital comienza en el Zócalo y concluye en la Procuraduría General de la República, la Fiscalía nacional.
El punto de arranque había sido el escenario dos días antes del grito de Independencia, la celebración de la fiesta nacional de México que fue dirigida por el presidente, Enrique Peña Nieto. Horas antes, ese mismo 15 de septiembre, el gobernador de Puebla, Tony Gali dio a conocer que el cadáver de Castilla fue encontrado envuelto en la sábana de un motel y la Fiscalía estatal confirmó que había muerto desde el primer día en que había desparecido.
La búsqueda duró una semana ,mientras se trataba de averiguar si la universitaria se encontraba con vida, había sido entregada a una red de explotación sexual o había sido asesinada. Los hallazgos de la fiscalía, al contrastar la versión del conductor del taxi privado y el único sospechoso Ricardo Alexis, apuntaron que el perpetrador actuó solo y que tenía suficientes elementos para calificar el crimen de feminicidio. Las autoridades desvelaron el sábado que Castilla había sido estrangulada y sufrió abuso sexual.
El gobernador canceló la gala por el 15 de septiembre en Puebla, pero los fuegos artificiales retumbaron en la capital. La plaza más representativa de México cambió su cara poco menos de 48 horas después para denunciar la impunidad y la prevalencia de los crímenes machistas en el país. El diario digital Sin Embargo ha expuesto que tan solo en Puebla ha habido 83 feminicidios en lo que va de 2017. (El País).