En México cada día se encarcelan a 300 personas, lo que ha provocado ya el crecimiento más rápido de la población penitenciaria en 15 años.
Pero este número no indica que se haya logrado abatir la impunidad o frenado la violencia.
En realidad, quienes están en la cárcel son personas acusadas de pequeños robos o de narcomenudeo, que fueron enviadas a prisión mientras termina la investigación y se le enjuicia.
Los detenidos, además, son hombres y mujeres en una situación económica vulnerable, que apenas cuentan con un abogado de oficio que lleva hasta 300 casos al mismo tiempo. Son, según datos del INEGI, fundamentalmente personas que tienen estudios de secundaria o menos, que laboran en el comercio informal, como chofer de taxi o en trabajo artesanal; y que debían trabajar toda la semana, sin descanso, para mantenerse.
El aumento de la población penitenciaria se debe fundamentalmente a las reformas que presentó en 2019 el presidente Andrés Manuel López Obrador y que fueron aprobadas por legisladores de todos los partidos.
La reforma al artículo 19 de la Constitución permitió el encarcelamiento ‘preventivo’ automático por una veintena de delitos, más del doble de los que se permitían antes. Hoy la prisión preventiva oficiosa acepta encarcelar con solo una denuncia por robo. El resultado: 130 mil detenidos en dos años en 21 estados que aceptaron hacer públicas sus estadísticas, de acuerdo a una investigación realizada por Intersecta y Animal Político.
Estas 130 mil personas son inocentes ante la ley, pero la autoridad las detuvo y ha usado la figura de prisión preventiva para mantenerlas en la cárcel sin juicio y sin que se haya probado alguna acusación en su contra.
El pretexto para aprobar la prisión preventiva oficiosa era que se combatiría la impunidad, pero hasta el momento nada ha cambiado. El 95% de los delitos siguen impunes, como dicen los propios datos oficiales.
También se dijo que frenaría la violencia, pero la mayoría de los detenidos están acusados de delitos menores. En la CDMX, por ejemplo, al 60% de los imputados se les señala por supuestos robos o narcomenudeo.
El resultado de los dos primeros años del endurecimiento de la prisión preventiva automática es que hay estados como Oaxaca o Ciudad de México con el 100% de las personas encarceladas en 2020 que ingresaron a la cárcel como presuntas culpables, sin juicio, ni sentencia.
Las mujeres, por si fuera poco, han sido las más afectadas: el encarcelamiento de mujeres ha crecido al doble del ritmo de lo que ocurre con los hombres. Hoy ya es mayor la cifra de mujeres presas sin sentencia, que la de aquellas que se probó que eran culpables y cuentan con una condena.
Meter a la cárcel antes de probar los delitos es una medida que debería ser solo la excepción.
Sin embargo, la prisión preventiva oficiosa hoy es la regla. (Animal Político).