México y Venezuela igualaron 1-1 ayer en el estadio NRG de Houston en un encuentro vibrante, que dejó en claro que tienen argumentos para brillar en la Copa América Centenario. Ambos siguen invictos, pero el Tri ganó el gallito entre ellos y se quedó con el grupo C.
La historia era un mal argumento para los caribeños, quienes registraban un pésimo recuento en sus 18 partidos ante el Tri, con apenas dos victorias y 13 derrotas.
Pero el fútbol venezolano ha crecido durante los últimos años, con un bache reciente debido a un cambio de generación que poco a poco comienza a rendir mayores dividendos.
Con nombres muy nuevos, como Adalberto Peñaranda, Wilker Ángel y Alexander González, puso a México de rodillas. Sobre todo con Peñaranda, volante de 19 años y perteneciente al Granada, quien complicó siempre a la zaga azteca, acompañado por la potencia de Yonathan del Valle (25 años) y el trabajo de los volantes de experiencia, como Tomás Rincón, Alejandro Guerra y Luis Seijas.
La Vinotinto es un equipo solidario, con una gran dosis de moral y variantes que, para suerte de Chile, no se evidenciaron en el duelo eliminatorio en el que la Roja se impuso por 4-1, en Barinas.
Venezuela ofreció una gran gama de virtudes para frenar a los mexicanos: el golazo de José Manuel Velásquez; un penal no sancionado a Ángel y una trabada con la cabeza del mismo zaguero; una doble tapada extraordinaria del arquero Dani Hernández y hasta una ocasión perdida por la estrella Peñaranda.
México, en tanto, ofrecía un juego monótono, atado en todo momento de pies y manos, a las soluciones que pudiera ofrecer Jesús Corona, quien creó algunas ocasiones de peligro, pero que no eran bien resueltas por sus compañeros o por el propio delantero. El joven del Porto (23 años) estuvo a punto de anotar la igualdad a los 79’, cuando eludió a tres defensores en el área, pero desvió levemente su tiro cruzado, en una muestra de su indesmentible talento.
A esas alturas, la presión del local (eso es México en Estados Unidos) era insostenible y el propio Corona se reivindicó un minuto después, cuando se metió por el centro del campo, gambeteando la tímida marca venezolana, para rematar cruzado y dejar sin opción alguna a Hernández.
Ambos cuadros jugaron con un entusiasmo sin pausas, porque aunque estaban clasificados, luchaban por un premio mayor: enfrentar en cuartos a un rival accesible o a una potencia mundial. Por ahora, ese premio se lo lleva México, que podría ser rival de Chile si la Roja elimina a Panamá. Para Venezuela, la prueba será mayor: si es que la lógica se da, Argentina será su contendor en cuartos.
Por eso, al final hubo una media chilena de Josef Martínez o un cruce milagroso de Velásquez ante un tiro de Javier Hernández.
De esta manera, la Copa América Centenario brindó otro partido de gran jerarquía. Venezuela demostró que tiene argumentos para seguir ilusionándose y México, que le sobra entusiasmo para pelear por un trofeo que parece hecho a la medida.