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Messi juega contra la tristeza

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No fue un día cualquiera. El fútbol regresó, con Messi a la cabeza, pero el dolor es tan punzante que lo traspasa todo. A Barcelona se le saltan las lágrimas en cada homenaje y el Camp Nou, orgullo de la ciudad, rindió el suyo demostrando que sólo el tiempo ayuda a superar el luto. «No tinc por», gritaron casi 60.000 gargantas al acabar el minuto sin silencio, enmascarado por música triste y acortado sin motivo aparente._Pero el mensaje llegó claro. Aquí estamos, somos más y mejores. Por eso vamos a ganar.

Costó retirar del estadio ese manto de tristeza que los asesinos tendieron el jueves sobre Barcelona. Al esfuerzo por recuperar la sonrisa contribuyó de forma especial la gente de la casa, de La Masía, sensible a un momento tan delicado. Por el ambiente trágico y por la situación del equipo, cogido con alfileres tras la fuga de Neymar y el meneo del Madrid en la Supercopa. En ese torneo salió tocado Gerard Deulofeu por insustancial. El delantero es futbolista de inspiración, y si hace ocho días no tuvo ángel, ayer despejó el paisaje con dos incursiones.

Valverde colocó a Deulo en la derecha y a Alcácer en el extremo opuesto, despejando el paisaje para que Messi campase a sus anchas. Sin sus socios habituales, el 10 gobernó desde la mediapunta, ayudado especialmente por Sergi Roberto en el interior izquierdo. Vale para todo el de Reus, que también mejoró la cara azulgrana en el Bernabéu cuando se desplazó al centro del campo. Allí donde llegarán todos los fichajes. Ayer fue un interior al estilo Barça, con toque y sin balón.

Después de media hora de dominio claro pero con poca producción en área más allá de los dardos de Messi (una falta al tejado de Adán y un remate a la base del poste, puro veneno), los chispazos de Deulofeu liquidaron la contienda. Contribuyó Tosca en el centro que buscaba a Leo en boca de gol, rondando el fuera de juego. En el segundo, un robo ambicioso de Deulo ante la confianza de los centrales verdiblancos entregó el segundo a Sergi Roberto, poco antes del descanso, cuando ya se sabía que los tres puntos estaban amarrados.

El Betis mostró oficio defensivo hasta la media hora, y cuando quiso combinar y estirarse se le acabó el encuentro. Se nota el toque Setién. Gente con buen pie en la medular, como Guardado y Camarasa en el eje o Joaquín jugando a banda contraria, futbolistas que definen el color de un equipo. Pero le faltó tensión en los momentos clave. Eso sí, mantiene lazos con su pasado reciente, sobre todo por su escasa presencia en el área enemiga. Para remediarlo llegó desde Osasuna Sergio León, rápido y vertical, pero cuando tuvo la suya, muy clara, dudó. Lo peor que puede hacer un delantero. Mascherano le rebañó un mano a mano justo antes del 2-0. León se echó las manos a la cabeza, consciente de que ocasiones como esa vienen pocas, y más en el Camp Nou._Efectivamente, sólo un remate muy al final de Fabián sacó del anonimato al ataque bético. (Marca.com)