Más de 180 personas murieron en una matanza perpetrada el fin de semana en uno de los barrios más pobres de la capital de Haití, dijo el lunes el jefe de derechos humanos de la ONU.
Un importante grupo haitiano de derechos humanos describió los homicidios como la venganza personal del jefe de una banda, a quien habían dicho que la brujería había causado la enfermedad mortal de su hijo.
La matanza comenzó el viernes en la sección Wharf Jeremie de Cité Soleil, un extenso barrio marginal de Puerto Príncipe, según la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos, grupo de derechos civiles con sede en la capital.
Al parecer, el objetivo eran las personas mayores que practicaban el vudú, según el grupo. Esta versión fue respaldada por otra organización de derechos y por un residente de Cité Soleil.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Turk, dijo a la prensa en Ginebra que al menos 184 personas habían muerto.
Casi 130 de quienes murieron tenían más de 60 años, según la ONU, que añadió que los miembros de la banda quemaron los cadáveres y los arrojaron al mar.
La brutalidad de los asesinatos refleja un país que sufre una “espiral acelerada hacia el abismo”, dijo William O’Neill, experto en derechos humanos de la ONU para Haití.
Haití está convulsionado por la violencia desde principios de este año, cuando bandas rivales se unieron en un ataque contra instituciones gubernamentales, incluidas comisarías de policía, prisiones y hospitales.
La Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos dijo que uno de los líderes de la banda, Monel Felix, ordenó los asesinatos en Wharf Jeremie después de que un sacerdote le dijera que el vudú era responsable de la enfermedad de su hijo. El niño murió el sábado por la tarde, según el grupo de derechos ampliamente respetado.
El grupo dijo que Felix, a quien también se conoce como Micanor Altes y por el sobrenombre de Rey Micanor, y los miembros de su banda utilizaron machetes y cuchillos para cometer la masacre, según la organización de derechos. El grupo no dijo cómo había obtenido la información.
Un residente de Cité Soleil, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias, dijo que los asesinatos comenzaron el viernes por la noche y se dirigieron contra quienes practican el vudú. En algunas casas mataron a cinco o seis personas, dijo.
El Comité para la Paz y el Desarrollo, otra organización civil haitiana, dijo que entre los muertos había algunas personas más jóvenes, entre ellas varios conductores de mototaxis que fueron abatidos mientras intentaban salvar a otros.
“Se quemaron cuerpos mutilados en las calles”, según un comunicado de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos.
No se pudo contactar con Felix para que hiciera comentarios, y no había constancia de que hubiera hecho ningún tipo de declaración pública sobre los asesinatos.
Wharf Jeremie es uno de los reductos de bandas más impenetrables de la capital, y la policía no suele acudir a él. La falta de presencia policial retrasó la información sobre la masacre, dijeron los expertos que seguían los acontecimientos.
El vudú, originario de África Occidental, es una de las religiones oficiales de Haití. Sus practicantes creen que todos los seres vivos tienen espíritus, incluidos los animales y las plantas. Llevado a Haití por los esclavos, el vudú, muy mal entendido en la cultura popular occidental, coexiste con el cristianismo como una de las diversas religiones reconocidas.
La Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos dijo que no era la primera vez que Felix era acusado de matar a personas mayores que practican el vudú. Se cree que fue responsable del asesinato en 2021 de 12 ancianas practicantes, dijo el grupo de derechos.
Este año han muerto en Haití unas 5000 personas y más de 700.000 han sido desplazadas como consecuencia de la violencia relacionada con las bandas, según la ONU. En primavera, las bandas consiguieron expulsar al primer ministro.
Hace dos meses, otra matanza de bandas en un pueblo agrícola situado a unos 96 kilómetros al norte de Puerto Príncipe causó la muerte de unos 80 civiles.
El derramamiento de sangre ha continuado a pesar de la presencia de una fuerza policial respaldada por la ONU, conocida como Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, compuesta en su mayor parte por agentes de Kenia.
El mes pasado fue especialmente mortífero en Haití. Tres aviones de pasajeros estadounidenses fueron alcanzados por disparos mientras despegaban o aterrizaban en el principal aeropuerto haitiano de Puerto Príncipe. El aeropuerto sigue cerrado, y American Airlines decidió que no volvería al país al menos hasta el año que viene, informó The Miami Herald.
Ante el recrudecimiento de la violencia en Haití, Estados Unidos ha pedido a la ONU que se haga cargo de la misión de seguridad y la convierta en una operación oficial de mantenimiento de la paz. El cambio permitiría un suministro constante de fondos, personal y equipos. Rusia y China, que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, se han opuesto a la propuesta.
La misión de seguridad anunció recientemente que había ampliado sus operaciones, abriendo una nueva base que permitirá a los policías internacionales trabajar en más lugares. La misión dijo que se comprometía a salvaguardar las infraestructuras críticas, reabrir las principales carreteras nacionales y crear un entorno seguro para las elecciones nacionales.
“Queremos hacer un llamamiento a los líderes de las bandas para que entreguen sus armas y se entreguen, ya que se les está acabando el tiempo”, dijo la misión en un comunicado la semana pasada.
Un portavoz de la misión dijo que no tenía conocimiento de los asesinatos en Wharf Jeremie. Un portavoz de la Policía Nacional de Haití no respondió a las solicitudes de comentarios. (NYT).