Con el ascenso en enero próximo del izquierdistaLuiz Inácio Lula da Silvaa la presidencia de Brasil, el 86% de la población de América Latina y el Caribe—568 millones de 661 millones de habitantes—quedará regido por 13 gobiernos socialistas, comunistas y de izquierda, en lo que será el mayor desafío político a la influencia hegemónica de Estados Unidos en el hemisferio occidental en el siglo XXI.
El escenario geopolítico marcará un hecho sin precedentes en los más de 220 años de América Latina y el Caribe de progresiva independencia de las metrópolis colonialistas de España, Reino Unido, Francia, Portugal y Países Bajos en los siglos XIX y XX.
Por primera vez, los tres gigantes de la zona—México, Argentina y Brasil—tendrán la coincidencia de estar gobernados por la izquierda con los respectivos presidentes Andrés Manuel López Obrador, Alberto Fernández y Lula.
Lula ganó este domingo la presidencia de Brasil y protagonizará el retorno de la izquierda al poder en ese país, al que gobernó de manera consecutiva durante 13 años y ocho meses.
Lula fue presidente de 2003 a 2010, en ocho años o dos periodos, y su sucesora y correligionaria en el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, en un mandato completo y otro que falló en completar porque se le destituyó a los 20 meses. Reelecta en 2014, Rousseff fue sustituida por el Senado de Brasil en un lío político y hacendario.
El expresidente logró más del 50% de los votos totales en la segunda vuelta de los comicios de ese país, derrotó al presidente derechista Jair Bolsonaro y le impidió su reelección.
Lula también venció en la primera ronda, el 2 de octubre anterior, pero sin el porcentaje de la mitad más uno de los votos y debió acudir a la ronda decisiva con Bolsonaro, que cerró en la primera fase de segundo.
El exmandatario, de 77 años, asumirá su cuatrienio el primero de enero de 2023 y podrá reelegirse en 2026 y, con 81, jurar en 2027 para otro mandato de 48 meses. Brasil solo permite una única reelección seguida.
A Lula, López Obrador y Fernández se suman los presidentes Miguel Díaz—Canel, de Cuba, Gustavo Petro, de Colombia, Nicolás Maduro, de Venezuela, Gabriel Boric, de Chile, Pedro Castillo, de Perú, Luis Arce, de Bolivia, Daniel Ortega, de Nicaragua, Xiomara Castro, de Honduras, y Mohamed Irfaan Ali, de Guyana, y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.
En un rincón de centro y centroderecha quedarán los mandatarios Rodrigo Chaves, de Costa Rica, Luis Lacalle, de Uruguay, Guillermo Lasso, de Ecuador, Laurentino Cortizo, de Panamá, Luis Abinader, de República Dominicana, y Mario Abdó, de Paraguay.
Guatemala, con un gobierno cuestionado y en acelerado deterioro por corrupción interna, ahondará el aislamiento regional de su presidente, Alejandro Giammattei. Una situación similar enfrentará El Salvador, con un gobierno tildado de autoritario y de violentar las instituciones democráticas con el afán reeleccionista de su presidente, Nayib Bukele.
Sin presidente ni elecciones libres y hundido en un caos institucional, Haití agudizará sus profundas dificultades humanitarias, políticas, socioeconómicas y de seguridad.
Aunque tampoco están matriculados en el campo izquierdista, 11 gobiernos de excolonias de Reino Unido y Países Bajos son de centroizquierda con los primeros ministros John Briceño, de Belice, Andrew Holness, de Jamaica, Keith Rowley, de Trinidad y Tobago, Roosevelt Skerrit, de Dominica, Philip Davis, de Bahamas, Gaston Browne, de Antigua y Barbuda, Mia Mottley, de Barbados, Philip J. Pierre, de Santa Lucía, Tarrance Drew, de San Cristóbal y Nieves, y Dickon Mitchell, de Grabad, y el presidente de Surinam, Chan Santokih.
EU y Canadá completan el paquete continental de 35 naciones americanas.
De manera coincidente al tránsito de Lula de candidato a presidente electo, el secretario de Estado de EU, Anthony Blinken, realizará de hoy al jueves venidero una gira por Colombia, Chile y Perú en la que se reunirá con los mandatarios izquierdistas Petro, Boric y Castillo y podrá evaluar el nuevo mapa político interamericano por la victoria de Lula.
En este contexto interamericano, el opositor venezolano Juan Guaidó perderá a otro de los países que, desde enero de 2019, le reconocieron como presidente interino o encargado de Venezuela y desconocieron a Maduro como gobernante legítimo.
Pese a que Guaidó mantiene el reconocimiento de casi medio centenar de gobiernos principalmente de América y de Europa, el caso brasileño tendrá la particularidad de que Brasil es frontera con Venezuela y, con Bolsonaro, se convirtió en uno de los más firmes aliados del opositor venezolano.
Con la casi segura maniobra de Lula de reconocer a Maduro como mandatario legítimo, el gobernante izquierdista se unirá a una medida similar que Petro adoptó en agosto anterior. Petro dio un giro a la política de su predecesor, el centro—derechista Iván Duque, de transformar a Colombia—también limítrofe con Venezuela—en el más importante soporte de Guaidó en América Latina y el Caribe.
En un ajedrez geopolítico, Duque, al occidente, y Bolsonaro, al oriente, actuaron como torres de cobertura de Guaidó para aislar a Maduro. Petro modificó esa posición cuando, al asumir su mandato hace menos de tres meses, restableció las relaciones diplomáticas de Colombia con Venezuela. Maduro rompió relaciones con Bogotá en febrero de 2019. (El Universal).