Testigo fiel
Por: Jesús Torres
La revancha contra el INE
Previo a las elecciones del pasado 6 de junio, en un estudio de opinión realizado por el periódico Reforma se daba a conocer que al 68% de los mexicanos le generaba más confianza el INE que al mismísimo Andrés Manuel López Obrador que apenas alcanzaba un 58%, respectivamente.
Los datos fueron confirmados después de la jornada electoral de acuerdo con información arrojada por el Conteo Rápido y el PREP que dio a conocer una participación ciudadana de alrededor del 52%, la mayor en una elección intermedia que se tenga registro en el país desde hace más de 20 años.
Esto es, a pesar de la amplia campaña de desprestigio que emprendió AMLO desde Palacio Nacional y sus partidarios de Morena contra el INE, incluso antes que iniciara el proceso electoral.
Hoy con esos porcentajes y la derrota electoral a cuesta en el plano legislativo así como en su principal bastión de la Ciudad de México, López Obrador vuelve a sus andadas en contra del órgano electoral.
Intenta fijar la idea que el INE es el aparato de organización de elecciones más caro del mundo y no garantiza una democracia real, de ahí la reforma que anunció ayer en su mañanera para cambiar a los consejeros electorales y reducir el costo de las elecciones a fin de que esos recursos sean destinados a programas sociales.
Aunque según expertos y analistas, lo que realmente hay detrás es un auténtico revanchismo del originario de Macuspana pues su partido no arrasó en las elecciones debido a la baja aprobación ciudadana hacia su figura, a problemas de inseguridad pública y la pandemia de COVD-19 así como el colapso de la Línea 12 del Metro.
No es la primera vez que López Obrador arremete contra el organismo electoral, lo hizo en el 2006 cuando acusó conspiración y fraude en su contra incluso durante las recientes campañas planteó la necesidad de una reforma que integrara al INE dentro del Poder Judicial. Está más que claro que lo suyo es la venganza.
En sus mañaneras puso a discusión la falta de credibilidad del órgano electoral para colocar en el imaginario colectivo la idea de un posible fraude, cosa que no ocurrió, los acusados de haber torcido la voluntad ciudadana fueron los gobiernos de la 4T y su partido Morena.
Después de todo, AMLO sabe que no tendrá la mayoría en la Cámara de Diputados para reformar la Constitución a caprichos y ocurrencias. Ahí será su rechinar de dientes. Al tiempo.
