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La desesperación de Liliana

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AGENDA POLITICA

* La desesperación de Liliana

Jorge Jesús de la Cruz

En la campaña para diputada federal de junio pasado, Liliana Madrigal se le veía siempre con una sonrisa, caminaba con singular emoción, porque sabía bien que aunque la mandaron a una misión imposible, por el hecho de que tenía cuatro elecciones que el PRI no ganaba, estaba consciente del crecimiento de su imagen. Era su campaña, su proyecto y lo supo trabajar con pundonor, por eso gano.

Su plan inmediato era cumplir con creces su misión como diputada federal, de hecho en eso estaba metida con emoción, traía un activismo relevante entre los más de 200 legisladores que conforman la bancada tricolor, todo iba bien, concluyó con satisfacción el primer periodo ordinario de sesiones y a finales de año hacía planes de lo que sería su agenda del siguiente periodo que inició en febrero pasado.

Para Liliana Madrigal todo marchaba sobre ruedas, hasta que en enero la fueron a encampanar para que dejará tirado el compromiso de la diputación federal, donde estaba bien, porque era necesario llevar a una mujer en la candidatura a la alcaldía de Centro, pero por motivos que nadie ha querido reconocer, nunca quisieron aceptar la propuesta del PVEM para que fuera Rosalinda López Hernández.

La sacaron de la zona de confort donde estaba, le dijeron que tendría el apoyo de todos, cuando nunca ha sido una característica en el PRI la unidad y la unanimidad, por eso perdieron la gubernatura en el 2012 y se perdieron más alcaldías en el proceso del año pasado. El caso es que la subieron a una nueva contienda, sin cumplirle a cabalidad lo pactado, por eso hoy en día se encuentra desesperada y trata de culpar a los medios de comunicación de lo que se avecina será un fracaso electoral en su carrera política.

Liliana Madrigal se encuentra desesperada porque los números reales no son los que han querido posicionar en la opinión pública. La derrota es inminente, pero siendo sinceros, la culpa no es de ella, porque la metieron en esta campaña, sin tener siquiera en sus propósitos buscar la alcaldía; la conozco y la aprecio, pero este reportero no podía ser comparsa de un proyecto que no es suyo, estaba bien de diputada federal, –y lo seguirá estando cuando regrese a San Lázaro–, porque la usaron de instrumento para los propósitos electorales de quienes están detrás, para el 2018.

Lo que debe quedarle como consuelo a Liliana, es que ella no pierde, sino quienes la subieron a esta contienda, y son los que deben asumir el fracaso.

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