La convocatoria surgió casi inmediatamente a la par del hallazgo en el rancho por parte del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco que incluía alrededor de 400 zapatos, restos óseos, listas y más pistas que dan muestra del reclutamiento por parte del crimen organizado y los asesinatos que se cometían en el predio. El objetivo: llenar la plancha del Zócalo y la mayor parte de plazas públicas del país con pares de zapatos y veladoras en memoria de todos los desaparecidos, de exigir justicia y que no haya un nuevo Teuchitlán nunca más.
Miembros de los colectivos convocantes, Huellas de la Memoria y la Red de Familias Migrantes, apoyaban a las madres, coordinaban la colocación de zapatos, enumerando cada par y poniendo una veladora frente al calzado que miraba de frente a Palacio Nacional, resguardado como ya es habitual por pequeñas vallas metálicas y con el mensaje “Presidenta: ¿Así nos ve?”.
A unos metros del asta bandera, la señora Fabiola Luna porta una camiseta con el rostro impreso de su hijo Axel Jair, desaparecido en la Ciudad de México desde 2019.
Conmovida por la acción de protesta se pregunta en entrevista con EMEEQUIS por qué las autoridades no hacen más. “Si ellos (el gobierno) trabajaran, no estaríamos pasando por esta situación”, lamenta.
Mientras tanto, la señora María Guadalupe Fernández coordinaba junto a otras madres la colocación de los zapatos en los recuadros. Colgando de su cuello estaba la fotografía enmicada de su hijo José Antonio Robledo, ingeniero civil desaparecido en 2009 en Monclova, Coahuila, mientras estaba en un viaje de trabajo por parte de la empresa ICA Fluor.
“Ya fue mucho, ésto no puede seguir sucediendo. Todo el país es una fosa”, dijo.
Media hora después de la hora pactada, el silencio se hizo y algunas de las madres buscadoras, aglutinadas en una carpa y con una mesa llena de flores, convocaron a la escucha de su pronunciamiento.
En su comunicado conjunto por parte de los colectivos de búsqueda reclamaron a la presidenta Claudia Sheinbaum que un delito de lesa humanidad como lo es la desaparición de personas ocurra todos los días.
“Usted sabe que el campo de exterminio de Teuchitlán no es un evento aislado, la desaparición forzada de personas es un horror que se remonta a la Guerra Sucia, que continuó en el largo periodo neoliberal y se agudizó en el momento en que Felipe Calderón declara la guerra contra las drogas; desde luego que no comenzó en su administración, ni en la de su antecesor, pero tampoco se contuvo entonces ni se contiene ahora. Por el contrario, el fenómeno se generaliza y el dolor se multiplica en todos los estados de la República y alcanza a muchos sectores sociales”, expresaron en el comunicado.
Además, se deslindaron de cualquier partido político y le pidieron que ya sea el momento de que la presidenta mire a la cara a los colectivos de búsqueda.
“Nosotros buscamos con esperanzas y zozobra, varillas y uñas, a nuestros seres queridos (…) El país está sumergido en una inocultable crisis humanitaria. México está de luto. Por eso necesitamos de su sensibilidad y voluntad política. Pero no nos pida, ni a nosotras las familias de las y los desaparecidos ni al pueblo en general, que en nombre de la defensa de la patria guardemos silencio, olvidemos a nuestros desaparecidos, dejemos de buscarlos y menos aún de exigir justicia”, señalaron.
Las 8 exigencias de los colectivos fueron:
1.- Asumir la existencia de más de las más 120 mil personas desparecidas y los incontables miles de migrantes desaparecidos que no están en los registros oficiales.
2.- Reconocimiento del trabajo colectivo de las familias que en todo el país buscamos a nuestros seres queridos y abrir un espacio de escucha y de diálogo con las organizaciones sociales y colectivos.
3.- Apoyo a quienes viven amenazados “y que a pesar del infierno que padecemos, salimos a buscar a las decenas de miles de mexicanos y migrantes que permanecen desaparecidos y el estado mexicano se ha mostrado incapaz de buscar y encontrar”
4.- Sanción a los servidores públicos que han permitido por omisión o aquiescencia, el horror que se destapó en Teuchitlán.
5.- Identificación y entrega digna de los restos de las personas que han sido localizadas en ese y todos los campos de exterminio y fosas clandestinas en Teuchitlán y en todo el país.
6.- Fortalecimiento de las estrategias de búsqueda y aplicación de medidas necesarias para atender e identificar a los cientos de personas que se encuentran en las fosas comunes, las que administra el propio estado, que es donde van a parar los restos de las víctimas después de que las familias los encontramos en los parajes donde fueron arrojados.
7.- Reactivación urgente del Centro Nacional de Identificación Humana, dotarlo de los recursos necesarios e incorporar a las familias como consejeros y coadyuvantes de la institución.
8.- Construcción urgente de un sistema judicial que resuelva las demandas de las víctimas. Si la reforma del poder judicial no conduce a ese resultado habrá fracasado.
El pronunciamiento cerró con el grito de “hijo, escucha, tu madre está en la lucha” y los posicionamientos de familiares recordando a quienes ya no están, exigiéndole a las autoridades.
Rodeando uno de los recuadros que contenía decenas de zapatos y veladoras, los familiares comenzaron a orar y pedir justicia en un acto ecuménico, mientras a un lado, un grupo mixto conformado por alrededor de diez personas encapuchadas y con mazos derribaron una parte de las vallas que estaban justo frente a una de las puertas de Palacio Nacional. Sin embargo, un grupo de personas les reclamó y se retiraron corriendo.
Conforme pasaron las horas y el sol descendió, las veladoras de la plancha del Zócalo que no logró llenarse ni a la mitad, comenzaron a iluminar. El olor a copal junto a las velas podía dar una sensación similar a la del día de muertos, pero no era un día de muertos tradicional o de celebración sino de indignación y lucha por la verdad.
A la par, breves enfrentamientos con el grupo antimotines que se encontraba en las vallas previniendo un “portazo” en Palacio Nacional se dio y posteriormente la policía respondió.
Al respecto, la Secretaría de Seguridad Ciudadana informó que los policías de la Ciudad de México colocaron una línea de contención por ese motivo.
Mientras tanto, la presidenta estaba lejos de ahí, en una gira por Tabasco, tierra natal de AMLO, su antecesor.
Pero esto no solo ocurrió en la Ciudad de México. Sonora, San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco y decenas de plazas públicas del país vivieron veladas similares.
“Yo estoy preparado para que encuentren a mi hijo sin vida, pero necesito encontrarlo, necesitamos justicia, Teuchitlán nunca más, ni una desaparición más”, finalizó el señor Gustavo, padre de Abraham, desaparecido en Monterrey.
EN OTRAS CIUDADES DEL PAÍS



(Emeequis).