Testigo fiel
Por: Jesús Torres
Escala violencia en México
Mientras Morena anda resolviendo sus conflictos internos después de las elecciones del fin de semana pasado, México escaló una vez más a índices insospechados de violencia.
El reporte fue dado a conocer por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad que colocó a julio como el segundo mes del año con más homicidios al registrarse 2 mil 331 crímenes en diversas partes del país.
Se trata de una cifra 2 por ciento mayor a la que fue dada a conocer por las autoridades durante junio, cuando hubo 2 mil 289 asesinatos.
En lo que va de 2022, mayo ha sido el mes más violento, pues se denunciaron en todo el país 2 mil 472 homicidios dolosos.
La inseguridad es uno de los asuntos urgentes por resolver en México, ante la fallida estrategia de los abrazos, no balazos que mantiene el inquilino de Palacio Nacional.
Apenas el martes de la semana pasada, de acuerdo con cifras del INEGI y del vocero de la presidencia de México, Jesús Ramírez de 1990 a 2007, es decir, desde Salinas hasta el sexenio de Fox, se mantuvieron a la baja las muertes por homicidio en el país.
Sin embargo, a partir del primer año de la presidencia del panista, Felipe Calderón hubo un repunte exponencial, luego una ‘montaña rusa’ con el priista, Enrique Peña Nieto en las estadísticas y una ‘meseta’ en lo que va del sexenio de López Obrador.
Hasta ayer las cifras ya rondaban las 130 mil muertes por homicidios dolosos, en un país en el que la violencia ha hecho, según datos estadísticos, que el 75 por ciento de las mujeres se sientan inseguras contra un 61 por ciento de los hombres.
Así como no hay resultados en materia de seguridad, este gobierno de la llamada cuarta transformación, también ha quedado a deber en materia de salud, educación, desarrollo, generación de empleos, combate a la pobreza, la corrupción y la impunidad, impulso a la economía, entre otros tantos pendientes de resolver.
En cambio, un día sí y el otro también desde las mañaneras en Palacio Nacional, se violenta la ley, se polariza, se ataca y alimenta la división entre los mexicanos y en vez del diálogo se persigue a opositores o quienes alcen la voz contra el actual régimen.
Una constante en casi cuatro años de gobierno, mientras al pueblo de México se lo lleva el carajo.
