La expresidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, fue arrestada y encarcelada por alegatos de corrupción que acabaron con su tumultuoso gobierno de cuatro años y conllevaron a una elección para elegir a su sucesor.
Un convoy de vehículos, que incluía un sedán negro donde Park era trasladada, ingresó a un centro de detención cerca de Seúl luego que la Corte Central de Distrito de Seúl aceptó una petición de arresto de la fiscalía. Muchos simpatizantes de Park la saludaron ondeando banderas nacionales y gritaron “presidenta” cuando el vehículo entró al lugar.
Los fiscales pueden mantenerla detenida hasta 20 días antes de presentarle cargos, lo que quiere decir que ella probablemente estará en la cárcel mientras su caso se resuelve. Luego de la presentación de cargos, una corte de distrito normalmente emite un fallo en un lapso de seis meses.
La decisión de la corte de Seúl es otro humillante revés para Park, la primera presidenta de Corea del Sur, elegida en 2012 en medio de una ola de nostalgia conservadora por su padre –un fallecido dictador que gobernó durante 18 años y cuyo gobierno estuvo marcado por un rápido crecimiento económico y una enorme cantidad de abusos de derechos civiles.
Los fiscales acusan a Park de conspirar con una confidente para chantajear a grandes empresas, aceptar coimas de una de estas compañías y cometer otras irregularidades. Millones de surcoreanos protestaron en las calles cada fin de semana, durante meses, a raíz de los alegatos.
Legisladores la destituyeron en diciembre y la Corte Constitucional falló en marzo en favor de su destitución formal.
La decisión convirtió a Park en la primera líder del país elegida democráticamente y luego destituida desde el regreso de la democracia a fines de la década de 1980. Corea del Sur tendrá una elección en mayo para elegir al sucesor de Park. Sondeos de opinión indican que el líder liberal de oposición Moon Jae-in, quien perdió en la elección de 2012, es el favorito.