El crimen cometido en contra de Marcelo Pérez Pérez, sacerdote de origen indígena es una prueba de que «la violencia en Chiapas y el país va en aumento», sentenció el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel.
Al compartir su dolor por el asesinato del sacerdote ocurrido este domingo luego de celebrar la primera misa de la mañana en la comunidad de Cuxtitali, en San Crsitóbal de las Casas, el obispo emérito declaró que los gobiernos y la fortaleza del tejido social en esa región del país han quedado rebasados frente a la impunidad en la que actúan los grupos del crimen organizado.
Sin embargo, urgió al gobierno federal trabajar con eficacia para desmantelar a los grupos que azotan la región desde hace tiempo.
«No hemos logrado que la violencia se detenga, sino que va en aumento. Esto nos debe hacer reflexionar a todos, a los creyentes también, pero sobre todo al gobierno en el poder, para que busquen cómo desmantelar a estos grupos armados, que están haciendo tanto daño a la comunidad», demandó el obispo en un pronunciamiento oficial.
«No todo es culpa del gobierno, pero es indicativo de que el gobierno y todos nosotros, incluso las iglesias, estamos rebasados», subrayó el obispo emérito.
En cuanto a las causas que defendió durante todo su ministerio el padre Marcelo Pérez, Felipe Arzmendi dijo que fue uno de los primeros sacerdotes indígenas que ordenó como presbítero y que nunca optó por las causas partidarias sino por la construcción de la paz y el acompañamiento de las víctimas, principalmente en las regiones de Simojovel y Pantelhó.
De origen tsotsil, el padre Pérez siempre se inclinó por el respeto entre todos, la defensa de los desplazados y las soluciones pacíficas, agregó el posicionamiento del obispo emérito de Chiapas, quien anunció que estará presente en el sepelio programado para este lune 21 de octubre del 2024. (Excélsior).
