Por: Jesús Torres
El repudio a AMLO
Las caravanas AntiAMLO que se manifestaron el fin de semana en más de 70 ciudades del país en repudio a la administración del presidente, Andrés Manuel López Obrador deben ser ya, a estas alturas, motivo de preocupación para el que despacha en Palacio Nacional.
No es la primera protesta que los mexicanos realizan en contra del tabasqueño, aunque ésta es histórica pues se realizó en la mayoría de los estados de la república, salvo Tabasco y Baja California, actualmente gobernados por el partido Morena.
El año pasado, a principios del mes de mayo, fueron miles los que se sumaron a la ‘marcha del silencio’ cuando tomaron las calles de la Ciudad de México, misma que se replicó en otras entidades del país en rechazo a la construcción del Tren Maya, el respeto a los medios de comunicación, el repudio a la violencia y la exigencia de mayor estabilidad económica.
Aunque también, el 2 de diciembre de 2018, un día después de su toma de protesta y antes del arranque de su administración AMLO fue repudiado por la cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto de Texcoco. Ya son varias marchas que el originario de Macuspana ha hilado en su contra en un año y casi siete meses de gobierno.
Esta vez, no sólo se pidió la renuncia de López Obrador, sino que fue duramente criticado por el pésimo papel que ha desempeñado su gobierno frente a la pandemia que en México ya ronda casi las 10 mil muertes.
Y eso no es todo, la caravana de autos y motociclistas que salieron a las calles en casi todo el país se dio a la par de que el presidente rompiera con el aislamiento social para iniciar esta semana una gira por varios estados del sureste de la república, entre ellos Tabasco, que el sábado pasado rebasó la cifra de los 500 muertos y más de 4 mil casos positivos de Covid-19.
En un mensaje que dio a través de sus redes sociales, AMLO presumió que va mejorando la economía de este país, aunque las previsiones para el cierre de este 2020 hablan de una caída de hasta un 10% del Producto Interno Bruto (PIB).
En los hechos no se puede presumir que las finanzas de un país vayan mejorando cuando se han perdido más de un millón de empleos, cuando han quebrado empresas por la emergencia sanitaria o cuando la inseguridad ha dejado más muertes que el coronavirus.
Condenar a este país al precipicio como lo está haciendo el presidente es lo que está precisamente desencadenado una ola de protestas que ahora piden su renuncia al cargo. Por algo será.
