Testigo fiel
Por: Jesús Torres
El desprecio a los tabasqueños
Tuvo que pasar casi una semana para que el inquilino de Palacio Nacional, Andrés Manuel López Obrador se refiriera a las inundaciones, que han dejado en su tierra y agua, cerca de 412 localidades afectadas, tres personas fallecidas y alrededor de 600 mil damnificados.
Desde el miércoles pasado, que los paisanos del originario de Macuspana comenzaron a sentir los estragos por los efectos del frente frío 4, López Obrador, quien acostumbra a utilizar las benditas redes sociales para todo, nunca envió un mensaje de aliento al pueblo de Tabasco.
Durante los tres días en que el fenómeno meteorológico golpeó con fuerza 14 de los 17 municipios del estado, en el discurso de las mañaneras AMLO nunca habló de lo que pasaba en Tabasco. Ni la más mínima reseña.
Incluso el fin de semana pasado, cuando las lluvias dieron tregua a los tabasqueños, en medio de la emergencia, el presidente en vez de visitar las zonas afectadas se fue a Sonora a hacer proselitismo político y destapar candidatos de su partido Morena.
Todavía a inicios de esta semana compartió un video desde un campo de béisbol para dar a conocer que ya tenía su quiniela para los Playoffs de las Grandes Ligas. De Tabasco, nada.
Pero además, en el momento, más álgido por las lluvias, el mandatario permitió que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y su director, Manuel Bartlett le abrieran a la presa hasta mil 750 metros cúbicos de agua por segundo al tiempo que se registraban lluvias de hasta 250 milímetros en la planicie tabasqueña.
Hasta ayer martes, en que Tabasco aún resentía los estragos por las inundaciones y el desbordamiento de ríos, López Obrador sólo se limitó a decir que vendrá a la entidad la próxima semana, seguramente cuando ya todo esté seco, pero que acudirá a la presa Peñitas y hará que la hidroeléctrica ya no inunde más a los tabasqueños.
En Tabasco hoy todos se preguntan: ¿Dónde quedó el paisanaje? ¿De qué ha servido tener un presidente tabasqueño si cuando se le necesita no aparece?
Por lo menos, sus antecesores, desde Felipe Calderón, -cuando ocurrieron las inundaciones de 2007, hasta Enrique Peña Nieto-, visitaron la entidad para socorrer a la población afectada por desastres naturales.
Hoy lo que hay son reclamos a las autoridades porque a pesar que ya dejó de llover, aún hay miles entre el agua y la ayuda para superar esta emergencia no llega por ningún lado.