La Cámara baja del Congreso de Brasil votó a favor por el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff para enfrentar un juicio para su impugnación por cargos de manipulación de cuentas presupuestarias.
La oposición necesitaba votos de 342 de los 513 legisladores para continuar.
Ahora, el proceso por esa mayoría calificada de dos tercios de los escaños remitirá el trámite al Senado, que tendrá la última palabra sobre la apertura de un juicio político.
Antes de terminar la votación y de la victoria de la oposición, el líder de la bancada oficialista en la Cámara de Diputados de Brasil, José Guimaraes, admitió la victoria de los partidarios del impeachment.
«Los golpistas vencieron aquí en la Cámara», pero «esta derrota provisoria no significa que terminó la guerra», dijo a periodistas Guimaraes, cuando los partidarios de la destitución de la presidenta llevaban una ventaja de más de 200 votos, citó la agencia AFP.
Los diputados fueron llamados a indicar su voto por un micrófono y a explicar su decisión en apenas 10 segundos, alternando los estados del norte y del sur, según una disposición del presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, un acérrimo adversario de Rousseff
Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), es acusada de haber manipulado las cuentas públicas para ocultar la amplitud de los déficits en 2014, el año de su reelección, y a inicios de 2015. La mandataria niega esas acusaciones, y las atribuye a una conspiración orquestada por Cunha y por su vicepresidente Michel Temer.
Ese escenario mostraría la puerta de salida al «lulismo», del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), figura emblemática del hoy maltrecho ciclo de gobiernos de izquierda en la región. (CNN)