Testigo fiel
Por: Jesús Torres
Dinamarca a la tabasqueña
Su hija de apenas cuatro años nació con una malformación en su columna vertebral, hoy después de la operación que le practicaron en el Hospital del Niño, está al borde de la muerte.
Es el relato de Juan, un taxista que presta servicios especiales todos los días del municipio de Cunduacán hacia cualquier parte del estado de Tabasco.
Así se gana la vida, pero ante emergencias como la que está atravesando, no tiene de donde echar mano para salvar a su pequeña, a la que se le ha complicado su estado de salud.
No tiene seguro social por parte de su patrón, quien es dueño de hoteles y unidades del transporte público, y de la Unión de Taxis a la que pertenece, ha sido casi nulo el apoyo.
En el hospital le piden 5 mil pesos para la operación que le van a realizar a su hija por complicaciones que se presentaron a raíz de la cirugía en su columna.
Una de las venas del cerebro se reventó y formó un coágulo de sangre que tiene su cabeza como un balón de futbol por la hinchazón.
Los médicos le dan pocas posibilidades de vida a su pequeña, que es cuidada celosamente por su madre en el Hospital del Niño, aún y con las penurias económicas que atraviesan.
La falta de ayuda ha complicado también la salud de su esposa que padece de diabetes e hipertensión, sumado a su mala alimentación mientras está pendiente de su hija.
Aún y con la cruda realidad por la que atraviesan, Juan el taxista no pierde la fe, cree que en cualquier momento Dios le abrirá una puerta para poder salvar la vida de su hija.
O que ocurra un milagro como cuando Jesucristo le dijo a una pequeña postrada en la cama de su casa ‘niña levantate’.
Es un caso como muchos, alejados de la promesa que México tendrá un sistema de salud como el de Dinamaca cuando finalice el sexenio de López Obrador.
Que hoy el país gasta más en propaganda política, en anuncios espectaculares de quienes quieren gobernarlo, que en la salud de los mexicanos y de quienes más lo necesitan.
Un caso más, en la tierra y agua del del huesped de Palacio Nacional, en quienes miles de tabasqueños depositaron su confianza, sobre todo los más desprotegidos.
