Testigo fiel
Por: Jesús Torres
Cierre con estancamiento económico
La CEPAL adelantó que la economía mexicana tendrá un crecimiento de aproximadamente 0.4 % para 2025, cifra que está muy por debajo del promedio esperado de alrededor de 2.4 % para América Latina y el Caribe.
Este crecimiento prácticamente nulo, casi cercano a cero según estimaciones del Banco de México tiene que ver con diversos factores como el bajo dinamismo en el consumo del sector privado afectado por las remesas y la debilidad del mercado laboral.
Pero además, tanto la inversión pública como privada se encuentran estancadas lo que ha frenado la capacidad productiva de diversos sectores que impulsan la economía.
En medio de todo ello, el entorno de incertidumbre política y regulatoria han influido de manera toral en decisiones de inversión así como factores externos que tienen que ver con la desaceleración global y riesgos comerciales que moderan las exportaciones.
Aunque no se trata técnicamente de una contracción negativa de la actividad económica, este crecimiento tan bajo es equiparable a un estancamiento, con implicaciones importantes en empleo, ingresos y bienestar social.
La CEPAL pronostica que la región de América Latina y el Caribe crecerá en promedio alrededor de 2.4 % en 2025, más de cinco veces la proyección para México.
Aunque la CEPAL proyecta que en 2026 la economía mexicana retomará cierta dinámica, con un crecimiento estimado de alrededor del 1.3 %, sin embargo se mantendría por debajo del promedio regional, lo que indica que México seguirá enfrentando problemas estructurales que limitarán su expansión económica.
Esto a pesar de la realización de eventos internacionales asociados al comercio, como la Copa Mundial de fútbol de 2026 y la continuidad del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que se espera impulsen algunos sectores productivos.
El gobierno de la 4T tendrá obligadamente que mejorar el clima de negocios, para atraer más capitales nacionales y extranjeros e impulsar reformas y políticas públicas enfocadas a la competitividad y educación, que aún enfrentan debates y resistencias en distintos ámbitos.
En resumidas cuentas, el próximo año el país tendrá que enfrentar desafíos estructurales significativos para elevar su potencial de crecimiento y acercarse al dinamismo observado en otras economías de América Latina si quiere salir del bache en el que se encuentra.








