Muy pocos podrían presumir -él no lo hace- de ser publicado y traducido en Francia, el país de los grandes novelistas y poetas del mundo que siguen siendo referentes.
Como suele ocurrir con los poetas disruptivos y revolucionarios, Audomaro Hidalgo es más apreciado y valorado en Francia y otros países de Europa, -hasta donde ha llevado su libro Sajadura (2022), una obra que nació en suelo parisino-, que en su propia tierra nativa.
El poeta en la tumba del escrittor argentino Jorge Luis Borges.
En el 2019 concluyó sus estudios de Literatura, pero decidió quedarse en Francia para no regresar a la comodidad que decidió dejar años atrás en Tabasco para asumir el desafío de los que se atreven a cruzar el océano Atlántico para conquistar otras tierras: escribir y publicar en una lengua que no es la suya, pero que considera su segunda lengua materna, la que le permitió traducir Médée, de Pascal Quignard; Petit éloge de la poésie, de Jean Pierre Siméon y Apocalypse pour notre temps, de Yves Ouallet.
En esta entrevista que usted leerá a continuación, Audomaro Hidalgo nos comparte su experiencia de vivir en un país que no es el suyo y donde no es nada fácil ser aceptado en los círculos literarios y sobre todo publicar y traducir; de sus momentos creativos y productivos que lo llevaron a escribir un segundo poemario (Los designios de la intemperie), un un libro en prosa (Madre saturno) a construir una antología de poetas franceses contemporáneos ( El Gallo y la Serpiente) , y de su apertura para venir a Tabasco a sernos partícipes de su obra. También, de cuál es la presencia de los poetas tabasqueños en el viejo Continente, aunque a muchos no les vaya a gustar la sinceridad de su respuesta, y de la poesía mexicana e hispana.
Leeremos a un poeta y ensayista que se consolida y sienta precedente en el mundo literario europeo. Y, me atrevo a a decir, a un intelectual que ha hecho una simbiosis con la palabra.
Victor Ulín: ¿Cómo va tu estancia en Francia? ¿Ya más adaptado al clima francés?
Audomaro Hidalgo: Vivo en Francia desde hace ya seis años, el mismo tiempo en que no he regresado a México, ni siquiera una sola vez. Todo cambio en nuestra vida requiere siempre nuevas adaptaciones. Los primeros cinco o seis meses fueron muy difíciles, porque me enfrentaba a una sociedad distinta de la mexicana, a una nueva ciudad, a otro clima, a los obligados trámites administrativos, que siempre son un fastidio. Pero sobre todo debía expresarme en otra lengua, y esto, en el caso de un poeta, es definitivo. El francés es hoy, por encima del inglés, mi segunda lengua materna. Estoy más habituado a ella, en lo oral como en lo escrito. El contacto con la lengua francesa ha modificado de manera evidente mi escritura, mi sensibilidad, mi percepción de la realidad y mi pensamiento. Esto ha sido esencial para mí.
V.U. ¿Cuál fue el propósito de haber ido a Francia?
A.H. Decidí venir a Francia para continuar mis estudios académicos de posgrado. Hice una maestría en Literatura, que concluí en junio de 2019. Por cierto, obtuve la mención “Très bien”. La verdad es que dudada entre elegir Estados Unidos, Canadá o Francia, al final me incliné por éste último país, y no me equivoqué. Quería cambiar de lengua, de sociedad, de hábitos, de costumbres. Siempre he sentido esa necesidad de cambio. El ser del hombre no es algo fijo, algo que se nos da de una vez y para siempre sino que es algo sino mutable, en constante transformación. Pero el hecho de dejar México respondió a algo más profundo, a una convocación. Esta llamada la vida nos la hace permanentemente, aunque muchas veces no nos demos cuenta, lo ignoremos o no tengamos el valor de aceptarlo. Dejé mi país en un momento crucial de mi vida, en el que sabía que debía hacerlo porque después iba a ser más difícil: tenía un trabajo estable, seguridad económica, un departamento, cierto confort, familia, amigos, mi biblioteca, digamos que lo tenía “todo”. Pero no estaba dispuesto a ser un burócrata más, ese era el camino más fácil. Entonces decidí irme. Una mañana, mientras caminaba a la oficina donde trabajaba, me detuve, me senté, miré a mi alrededor y me dije: “yo me voy”. No me fue difícil tomar la decisión. Así que me marché. A pesar de muchísimas cosas que he debido afrontar aquí, nunca he lamentado el haber venido a Europa. Al contrario, siempre me he dicho que fue bueno hacerlo.
El poeta, ensayista y traductor, Aud con pares y amigos franceces.
V.U. ¿Qué tan fácil o difícil ha sido meterte en el ámbito literario de uno de los países con mayor tradición y que ha dado al mundo grandes escritores y poetas?
A.H. Tuvieron que pasar cinco años para que comenzara a hacerme un lugar en el medio poético de Francia. En 2022 apareció Sajadura, el cual fue traducido bajo el título de Incision. Mi libro es resultado de un diálogo que mantuve con la tradición del poema en prosa francés, de Bertrand a Darras, pasando por todos los clásicos del género. Pues bien, este librito me abrió la puerta a muchos festivales de poesía y ferias de libro, me ha permitido viajar por varias ciudades e incluso a países vecinos: Bélgica, Suiza, España. Incision ha tenido muy buena recepción por parte de los lectores franceses, continúa vendiéndose y eso es algo que me sorprende mucho, porque soy un poeta que no escribe en francés, porque finalmente soy un extranjero…
Audomaro Hidalgo con el escritor norteamericano Paul Aster.
V.U. ¿Te ha costado o el hecho de estar allí te ha facilitado escribir, ser más productivo?
A.H. Al momento de dejar México ya había publicado tres libros de poemas, había tenido las becas artísticas más importantes, como lo son la del FONCA y la de la Fundación para las Letras Mexicanas (que antes era la Fundación “Octavio Paz”), había participado en festivales de poesía nacionales y extranjeros, había organizado una Asamblea Nacional de Poetas Jóvenes, había coordinado el Encuentro Iberoamericano de Poesía “Carlos Pellicer”, en fin. Si menciono todo esto es únicamente para señalar que ya tenía una trayectoria realizada. De hecho, este año se cumplirán veintidós años desde que escribo poesía, ha sido un camino largo, sinuoso, lleno de incertidumbres. Decidí ser poeta y nada más, he tratado de orientar mi vida en ese sentido, pero no es fácil porque todo se opone a la imaginación, al ocio creativo. Los valores que exaltan las sociedades contemporáneas no son precisamente los que yo más comparto, y en esto me opongo profundamente a ellas. Por otro lado, la experiencia francesa (cultural, lingüística, poética, académica, pero también de la vida diaria) me ha dado más herramientas poéticas, madurez intelectual y me ha abierto nuevas perspectivas vitales.
V.U. Cuéntanos qué has tenido que hacer para mantenerte y continuar tu producción literaria.
A.H. Creo que la respuesta se resume a unas cuantas palabras: voluntad, perseverancia, valor.
V.U. ¿Qué se sabe de poetas tabasqueños en Francia? ¿O solo saben de Pellicer o Becerra?
A.H. La poesía mexicana, y la poesía hispánica en general, son poco leídas en el medio poético francés. Se leen principalmente muchos poetas de Inglaterra y de Estados Unidos, también muchos de lengua árabe. En el caso de la poesía de lengua española, los franceses leen sobre todo a Octavio Paz, Neruda, Vallejo, Borges, es decir, a nuestros clásicos contemporáneos. Actualmente hay una efervescencia por las novelas de Roberto Bolaño y por la poesía de Roberto Juarroz. Lamento herir sensibilidades, pero debo ser claro y decirlo sin ambages: nadie nos lee en Francia. Por eso es importante tender puentes entre la poesía mexicana y la poesía francesa. Tenemos que hacer que nuestra poesía sea respetada, leída, comentada. Pero eso comienza por los poetas mismos, por la consciencia que cada uno tiene de nuestra tradición y de nuestro oficio. Ser poeta, serlo de verdad, profundamente, entregado sin esperar nada a cambio, es una cosa seria, muy seria.
V.U. ¿Qué has publicado, escrito y traducido en Francia?
A.H. Desde que vivo en Francia he escrito dos poemarios (Sajadura y Los designios de la intemperie), un libro de prosa (Madre saturno), construí una antología de la poesía francesa contemporánea (El gallo y la serpiente), traduje Médée de Pascal Quignard, Petit éloge de la poésie de Jean Pierre Siméon y Apocalypse pour notre temps de Yves Ouallet. Todos estos libros han aparecido y están por aparecer en México. En febrero del año pasado se publicó Incision, que es la traducción francesa de Sajadura. Esto es muy importante para mí ya que siempre fui un ferviente lector de la poesía francesa, sobre todo del XIX y de principios del XX: es muy difícil no admirar lo que sucedió en este país con todos esos poetas que ya sabemos: Nerval, Hugo, Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, Cross, Nouveau, Lautréamont, Apollinaire, Char, Artaud, etc. El hecho de haber sido traducido a la lengua de Breton y de Quignard es muy significativo, muy estimulante para que continúe en esta lúcida vocación que es el ejercicio de la poesía.
V.U. Sabemos que colaboras en la revista Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana (U.A.M.), Cuéntanos, ¿cómo se dio ese vínculo?
A.H. En efecto, colaboro en la revista Casa del Tiempo desde 2015 o 2016. Escribo artículos y ensayos sobre poesía y poetas hispanoamericanos, principalmente. Hace poco, en el número de junio-julio, apareció “Fervor de Borges”, un artículo que escribí a propósito del centenario de la publicación de Fervor de Buenos Aires, el primer libro de poemas de Borges.
V.U. ¿Es más fácil publicar en México que en Francia?
A.H. La estructura socio-económica francesa es diferente de la mexicana. Francia está en el centro de Europa y no deja de ser un imán cultural. Cada año se publican cientos de libros, lo vemos en la mesa de novedades de las librerías. Por lo general se trata de novelas, de textos de superación personal, de memorias, de temas de actualidad, de literatura de viaje y de eso que ahora está muy de moda: la auto-ficción. Pues bien, la mayor parte de esos libros, aunque se vendan bien, están condenados al olvido (por lo demás, todos lo estamos). Pero publicar poesía es muy difícil, en Francia y en México. Una editorial independiente de poesía se mantiene con precarias subvenciones de Estado, más que por la venta de los libros. Además, la poesía circula muy poco, es un género que no vende, como la novela. Pero tal vez es mejor que así sea porque es de esta condición marginal de donde la poesía extrae su fuerza y su capacidad de decir no a los poderosos capitalistas que aún rigen nuestro mundo y que marcan las directrices del mercado. Es muy importante que defendamos en México a las editoriales de poesía, tenemos muchas y muy buenas. Todas han sabido sobrevivir a las constantes crisis. De todos los países de la América española, México posee la producción editorial más importante.
V.U. ¿Cómo miras a Tabasco y a sus poetas o a la vida literaria en general desde Francia?
A.H. Para ser honesto, no me siento capaz de responder a la primera parte de esta pregunta, pues como lo dije antes me fui hace años y no estoy al tanto de muchas cosas. Mi respuesta sería parcial e insuficiente. En cambio, sí podría decir algo de la poesía de nuestro país. Me parece que la poesía mexicana actual es la más vital de todo el ámbito de la lengua española. Es clásica y arriesgada, es formal y osada. Ya no es dicha en voz baja ni tiene ese tono “crepuscular” que señaló Enríquez Ureña ni ese color “gris perla” que observó Villaurrutia. Tenemos una tradición poética viva, continua y presente en la obra de algunos muy buenos poetas mexicanos contemporáneos. No se puede explicar ni comprender la poesía hispanoamericana sin tener en cuenta las aportaciones de la poesía mexicana del siglo XX.
V.U. Acá seguimos celebrando a Pellicer y a Becerra, que siguen siendo los grandes referentes de Tabasco, ¿Audomaro Hidalgo no ha sido profeta en su tierra? Sin embargo vemos que está triunfando en Francia.
A.H. Abrirse camino en el extranjero es muy difícil, se requiere mucha resistencia, se necesita mucha paciencia. No me interesa ser profeta en ningún lado sino escribir buenos poemas y tratar de ser digno, en lo posible, de la vasta lengua castellana. Hay un pasaje de una novela de Ernesto Sábato que leí en Argentina y que siempre recuerdo: “Es entonces cuando además del talento o del genio necesitarás de otros atributos espirituales: el coraje para decir tu verdad, la tenacidad para seguir adelante, una curiosa mezcla de fe en lo que tenés que decir y de reiterado descreimiento en tus fuerzas, una combinación de modestia ante los gigantes y de arrogancia ante los imbéciles, una necesidad de afecto y una valentía para estar solo…”
El ensayista y traductor en uno de los eventos literarios.
V.U. ¿Cuándo te veremos siendo invitado especial en las celebraciones de Pellicer o Becerra?
A.H. Me encantaría, nunca he dicho que no, el problema es que nadie me ha invitado. Ni la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco ni la Secretaria de Cultura ni el Ayuntamiento de Centro, ninguna institución. Es como si hubiesen decidido que no existo, o como si mi presencia les resultase incómoda. Pero quizá el hecho de que hasta ahora no me hayan invitado solo se deba a una cuestión de falta de presupuesto…
V.U. ¿En qué momento de tu etapa literaria te encuentras? ¿Acaso en la etapa más madura y productiva?
A.H. Me encuentro en un momento de balance, de introspección, de transición. Una etapa se cierra y otra comienza. Estos tres últimos años han sido muy intensos, en lo personal como en lo colectivo. Pero también han sido para mí muy fructíferos en lo creativo y en las lecturas que he hecho, las cuales son prácticamente todas en francés, por eso hablaba antes del cambio que se ha operado en mi escritura. Y luego está eso que llamamos la realidad y sus necesidades, quiero decir, el empleo: es difícil conciliar el trabajo con la creación, pero se puede lograr gracias a un equilibrio dinámico.
V.U. ¿Qué proyectos literarios a mediano o largo plazo tienes programado hacer o estás haciendo?
A.H. Estoy corrigiendo un libro de ensayos y artículos, que terminaré durante las primeras semanas de este verano. En octubre aparecerá mi segundo libro en Francia, en edición bilingüe. También trabajo con mi traductora en la traducción de Madre saturno, que quisiera publicar el próximo año. Además de eso, escribo poemas, muy despacio pero continuamente. Trato de no intervenir demasiado en ellos, dejo que maduren en mí y que respondan honestamente a una necesidad interior o exterior.
V.U. ¿Hasta cuándo seguirá Audomaro Hidalgo en Francia? ¿Se quedará para siempre y será un poeta que visitará Tabasco sólo en eventos literarios?
A.H. No lo sé.
Ficha curricular
Audomaro Hidalgo (Villahermosa, 1983), es poeta, ensayista y traductor. Ha publicado,entre otros, Sajadura, Madre saturno y Pequeña historia de la destrucción. Ha traducido Medea de Pascal Quignard, Pequeño elogio de la poesía de Jean Pierre Siméon y Apocalipsis para nuestrotiempo de Yves Ouallet. Poemas suyos aparecen en la selección de poetas mexicanos nacidos en los 80 hecha por la Nueva York Poetry Review, en el dossier de poesía mexicana publicada por la revista canadiense Les Ëcrits, en 20 años de poesía joven en México, en la Antología de Poesía Contemporánea. México-Colombia, en la Antología de Jóvenes Creadores del FONCA 2009-2010 y en la Muestra de Literatura Joven de México. Fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico en 2011, del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en 2009-2010, de la Fundación para las Letras Mexicanas en 2007-2008, del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en 2007, y del Programa Académico de la Unión de Universidades de América Latina. Obtuvo el Premio Tabasco de Poesía «José Carlos Becerra» 2013 y el Premio Nacional de Poesía «Juana de Asbaje» 2010. Estudió Literatura Hispanoamericana en la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, Argentina. Vive en Francia. (Por Víctor Ulín).