A pesar de los trabajos del Ejército y la Marina, la población afectada denunciaba la falta de ayuda. “Casi nada nos ha llegado por parte del Gobierno y no sabemos qué más podemos hacer,” dijo a Reuters Margarita López, una ama de casa de 56 años residente de Juchitán, la zona más afectada y ubicada en el sureño estado Oaxaca.
El número de víctimas fatales por el poderoso sismo aumentó a 96 luego de que autoridades de Oaxaca confirmaron el lunes 76 muertes en el estado, que se suman a otros 16 registrados en el estado Chiapas y cuatro más en Tabasco.
De los 230,000 usuarios del servicio eléctrico en Oaxaca, 8,000 se encontraban sin electricidad, dijo el lunes por la mañana el gobernador Alejandro Murat a la cadena Televisa. “Estamos unidos para enfrentar esta crisis humanitaria”, agregó.
Los titulares de todas las dependencias gubernamentales visitaban junto al presidente los dos estados más afectados para evaluar los daños.
El terremoto tuvo una magnitud 8.1, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), que lo considera el más fuerte que sacude México desde 1932.
De acuerdo con el instituto sismológico nacional, se han registrado más de 1,000 réplicas desde el jueves en la noche.
La severidad de los daños por el terremoto, sumados a los que se produjeron por el paso del huracán Katia, obligaron al Gobierno de México a cancelar el envío de ayuda que había ofrecido a Texas por el paso del huracán Harvey.
“Esta decisión se toma a partir de que las condiciones de ambos países han cambiado y con base en que las necesidades de ayuda en Texas afortunadamente han disminuido”, dijo la cancillería en un comunicado.
Por otra parte, la petrolera estatal Pemex dijo que difirió el arranque de la mayor refinería del país, Salina Cruz, que fue parada el viernes, debido a las continuas réplicas, mientras que las instalaciones son revisadas de forma minuciosa, dijo un portavoz de la empresa. (Reuters).