La oposición venezolana convocó para el jueves a una nueva marcha contra el presidente Nicolás Maduro, tras la gigantesca movilización de este miércoles en todo el país que dejó dos muertos y una treintena de detenidos.
«Mañana, a la misma hora, convocamos a todo el pueblo venezolano a movilizarse (…). Hoy fuimos millones y mañana tenemos que salir más personas», declaró el líder opositor Henrique Capriles, en rueda de prensa de la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
«Frente al salvajismo y la represión, más democracia (…). El que tiene la razón y el que tiene la verdad, no tiene por qué sentir miedo. Miedo tiene Maduro», agregó Capriles.
Con gases lacrimógenos y balas de goma, policías y militares disolvieron las protestas de este miércoles, a los que manifestantes respondieron con piedras y cocteles molotov.
Dos personas fallecieron durante la jornada por disparos a la cabeza de desconocidos en motocicletas: un joven de 17 años en Caracas y una mujer de 23 en la ciudad de San Cristóbal (fronteriza con Colombia).
«No hay ninguna justificación para que se derrame una gota de sangre en el país, cuando los venezolanos queremos un futuro distinto», dijo Capriles al condenar los hechos de violencia, que además dejaron decenas de heridos.
Con estas dos víctimas se elevó a siete la cifra de fallecidos durante la oleada de protestas opositoras iniciadas el 1 de abril, en rechazo a sentencias con las cuales el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) asumió las funciones del Parlamento, de amplia mayoría opositora, y suprimió la inmunidad de los diputados.
Los dictámenes fueron anulados parcialmente tras amplia condena internacional, pero la oposición sostiene que representaron un «golpe de Estado».
«Estamos pidiendo elecciones libres y democráticas, estamos pidiendo respeto a la Asamblea Nacional, estamos pidiendo liberación de los presos políticos y estamos pidiendo un canal humanitario (para la entrada a Venezuela de alimentos y medicinas). Esa es la razón de la lucha», señaló Capriles al renovar su llamado a las calles. (El Economista).