El secretario de Defensa, Pete Hegseth, informó este viernes en su cuenta de X de un nuevo ataque contra una lancha en aguas del Caribe, “frente a las costas de Venezuela”. Se trata del cuarto de este tipo desde que Estados Unidos empezó a principios de septiembre con estas operaciones militares extrajudiciales, para las que no han pedido autorización previa al Congreso.
Esta vez, el anuncio no lo hizo, como en ocasiones anteriores, Donald Trump, aunque Hegseth asegura en su post que las órdenes partieron del presidente. También, que la embarcación pertenecía a una de las organizaciones terroristas designadas” por el Departamento de Estado, y que navegaba en el “área de responsabilidad del Comando Sur de los Estados Unidos”. No ofreció pruebas de ninguna de esas afirmaciones. Tampoco las hay de operaciones previas.
Según el jefe del Pentágono, “cuatro narcoterroristas” viajaban “a bordo” y “murieron en el ataque”. “El barco transportaba cantidades sustanciales de narcóticos con destino a Estados Unidos para envenenar” al “pueblo” de Estados Unidos, continúa el mensaje de Hegseth, que vincula la operación militar con la peor crisis de salud pública relacionada con el consumo de drogas de la historia de Estados Unidos. “¡Estos ataques continuarán hasta que terminen los ataques contra el pueblo estadounidense!“, advierte también el secretario de Defensa.
A los pocos minutos, Trump reprodujo en su red social, Truth, el mismo video difundido por Hegseth, en el que se ve el momento en el que la lancha salta por los aires. Asimismo, dijo que “iba cargada con suficientes drogas para matar a entre 25.000 y 50.000 personas”. De nuevo, no dio prueba de ello.
El ataque llega después de que este jueves los medios estadounidenses informaran del envío de una carta al Congreso de Estados Unidos. En ella, Trump comunicaba que el país ha entrado en una guerra “no internacional” con los carteles de la droga, a cuyos miembros considera “combatientes ilegales”.
El memorando siguió a los ataques extrajudiciales que hundieron en el último mes al menos tres lanchas (Trump ha hablado de cuatro, pero todo indica que lo hizo en dos ocasiones de la misma) que supuestamente transportaban droga en aguas internacionales del Caribe. En esas operaciones han muerto al menos 17 personas. Un grupo de senadores demócratas había exigido a la Casa Blanca en una carta explicaciones sobre la legalidad de los ataques y le recordaba que el Congreso debe dar permiso al presidente para que los autorice, de acuerdo con la ley estadounidense de poderes de guerra.
Aumenta la tensión
La noticia de la existencia de ese documento coincidió este jueves, mientras crecía la tensión en Washington y Caracas por la inminencia de un posible ataque, con la denuncia del ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, de la presencia de cinco aviones de combate de Estados Unidos sobrevolando cerca de Venezuela, al norte del litoral central del país caribeño.
“Es una provocación, una gran amenaza contra la seguridad de la nación”, afirmó el general. La Casa Blanca acusa al Gobierno de Nicolás Maduro de liderar una organización criminal dedicada al narcotráfico, y estas semanas ha cundido la idea entre los analistas en Washington que Trump podría aprovechar la coyuntura para forzar, con el empuje decidido del secretario de Estado, Marco Rubio, un cambio de régimen en Venezuela.
En un conflicto armado, una nación puede atacar a los combatientes de otro país aunque no estén en combate. También puede detenerlos y puede someterlos a juicios militares. Al caracterizar la campaña contra los carteles como un conflicto armado, la Administración de Trump pareció reclamar poderes extraordinarios de guerra para justificar los ataques contra las lanchas en el Caribe. Numerosos expertos y organizaciones de los derechos humanos consideran esos ataques ilegales.