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AMLO debería tomar Passiflorine

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Testigo fiel
Por: Jesús Torres
AMLO debería tomar Passiflorine

La mega concentración del domingo en el zócalo en defensa del INE seguramente no ha dejado ni dormir al huésped de Palacio Nacional y lo que es peor, lo trae con un estrés mental que no es bueno ni para su salud.

AMLO debería serenarse y tomarse unas cuantas tabletas de Passiflorine si no quiere terminar en el hospital, dada las diversas enfermedades que padece como la diabetes, el corazón y la hipertensión arterial.

Si el día de la manifestación se encontraba en Palacio Nacional ya se imaginará usted lector la rabieta que hizo el originario de Macuspana y los manotazos que seguro propinaba a su escritorio.

Su descarga emocional no se hizo esperar en la mañanera del lunes cuando lanzó ataques a diestra y siniestra contra los organizadores de la histórica concentración de unas 500 mil personas en el corazón de la Ciudad de México.

Jorge Zepeda Peterson, uno de los periodistas cercanos a López Obrador y defensor de la 4T describe a la perfección la innecesaria decisión de López Obrador de enlodar a los convocantes a la marcha, y lo que es peor, a los ciudadanos que acudieron a manifestarse en defensa del INE y contra el llamado ‘Plan B’ de la reforma electoral.

Bajo el título de su columna, ‘Un plan B tóxico’ Jorge Zepeda señala que: “la de este lunes fue una mañanera convertida en paredón por el que desfiló el retrato de una treintena de adversarios y críticos entre acusaciones, mofas y epítetos por parte de Andrés Manuel López Obrador”.

“Y digo una lástima, porque el resto de los cientos de miles de ciudadanos que marcharon en la capital y otras ciudades mexicanas le parecieron mera escenografía”.

El columnista destaca además que durante la prolongada sesión de crucifixión de los “enemigos del pueblo”, AMLO ya no era el republicano que hablaba sino un líder faccioso arengando en contra de sus adversarios.

Jorge Zepeda reconoce el fracaso del tabasqueño en su intento de reformar la constitucional en materia electoral y en las prisas por borrar el mal sabor de una derrota política, el llamado Plan B, fue hecho sobre las rodillas y con más ánimo de desquite que de hacer bien las cosas.

En términos coloquiales, a López Obrador le salió el tiro por la culata.

Para el periodista, a estas alturas la imposición de esta ley ni siquiera beneficia al gobierno, incluso no es uno de los mejores capítulos en el sexenio de la 4T.

De ahí el repudio que quedó de manifiesto, por segunda vez, de una sociedad organizada y participativa, ante un gobierno decadente y de cara a las elecciones de 2024.