Testigo fiel
Por: Jesús Torres
AMLO, como dice una cosa, dice otra
En poco tiempo como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador dejó de tener credibilidad como político y gobernante al verificarse que en las mañaneras el tabasqueño no sólo ha mentido una, sino muchas veces, y lo que es peor, así como dice una cosa, dice otra.
Lo peor del caso es que a veces se le olvida que ya es presidente de la república y que tiene bajo su responsabilidad los destinos de esta nación, pero además, que sólo representa al Ejecutivo federal, no al legislativo ni al judicial y mucho menos puede andar invadiendo la soberanía de los estados; que México es un país democrático y por tanto existe la división de poderes.
¿Cómo creerle a un presidente López que se inmiscuye en otras esferas que no son de su competencia?
Los hechos más recientes en Veracruz y en la Cámara de Diputados han dado cuenta de cómo el dueño de Morena ha interferido desde Palacio Nacional en torno a decisiones que no son de su incumbencia.
Aunque en la mañanera aseguraba y perjuraba que no tenía nada que ver con relación a la permanencia de Porfirio Muñoz Ledo como presidente de la Cámara de Diputados, más tarde en un audio que circuló en las redes sociales se supo todo lo contrario.
AMLO había instruido a la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero que hablara con los legisladores morenistas para que no reformaran la ley orgánica que permitía a Muñoz Ledo seguir al frente de los trabajos camerales porque el escandalo lo estaba perjudicando mucho. El resto de los historia ya todos la saben.
Otro caso que llamó poderosamente la atención fue la repentina destitución del fiscal de Veracruz, Jorge Winckler por parte del Congreso de aquel estado controlado por Morena después de la matanza de casi 30 personas en Coatzacoalcos.
La baja del funcionario, quien por ley debería mantenerse en el cargo hasta el 2025 y quien mantenía serias diferencias con el gobernador veracruzano, Cuitláhuac García se dio después de la visita de López Obrador a esa entidad para respaldar al mandatario local ante la lluvia de críticas por los altos índices de violencia.
No hay que ser muy inteligentes para saber de dónde provino la orden para quitar al fiscal. Si la gente ya no cree entre lo que se dice y lo que se hace, el desencanto más pronto que tarde, será de enormes proporciones.
