El América viajará la tarde de este lunes a Japón para disputar el Mundial de Clubes como finalista del torneo Apertura (la cuarta en la Liga MX desde que Ricardo Peláez tomó la presidencia deportiva), empujado por la buena fortuna, el Dios y los arcángeles, que trae consigo Ricardo Antonio La Volpe, quien, a su vez, volverá a disputar un título de Liga desde que lo hiciera con el Atlas en 1999.
Ganaron las Águilas 2-0 en un partido cerrado que se destrabó con un chispazo de calidad en el que se combinó la velocidad de Renato Ibarra y la frialdad de definir de Willam da Silva y que se complementó con un gol de Oribe Peralta. El Centenario casi está salvado, a la espera del resultado que se dé en la final ante Tigres, que será los días 22 y 25 de diciembre.
Lo que se vio en la primera mitad fue digno de un encuentro de las primeras jornadas del torneo, en el que los dos equipos distaron de una ofrecer una imagen acorde a unas semifinales.
Las Águilas no pudieron superar a un equipo que se ordenó bien, que apenas rebasó la línea de medio campo, sabedor de sus limitantes y que apostó por encontrar un error. Una pesadilla para los espectadores.
Los Rayos, que tenían la obligación de ganar, arriesgaron lo mínimo, aunque extrañamente fueron los que tuvieron la mejor opción en el lapso.
En un tiro de esquina, Édgar Espíndola puso el balón en el poste con un remate y enseguida, entre rebotes, apareció Moisés Muñoz para evitar la caída de su arco. Del resto, poco que contar a casa.
En la parte complementaria se desenmarañó el partido en una explosión de Ibarra en el minuto 74. El ecuatoriano taladró el mediocampo, sirvió el balón a Da Silva y éste, con un toque suave, superó en la salida
a Marcelo Barovero.
El golpe fue fulminante para los Rayos del Necaxa que recibieron un segundo gol en el minuto 85 gracias a Oribe Peralta. El que sellóel pase a la final en el año del Centenario. (Exclesior).
