Tropas israelíes mataron al menos a 55 palestinos que participaban en una manifestación masiva en la frontera de Gaza el lunes, mientras Estados Unidos inauguraba su embajada en Jerusalén, en hechos que generaron una dura condena de la comunidad internacional.
La cifra de palestinos fallecidos es la más alta para un solo día desde el conflicto en Gaza en 2014. El Ministerio de Salud palestino dijo que 55 personas murieron y 2.700 resultaron heridas de balas o por gases lacrimógenos.
La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel provocó ira entre los palestinos y críticas de muchos gobiernos extranjeros, que lo consideran un revés para los esfuerzos de paz.
Las muertes provocaron llamados de Francia y Gran Bretaña para que Israel ejerza la mesura, mientras que el secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que estaba “profundamente preocupado” por los eventos en Gaza. En tanto, Turquía calificó los hechos como “una masacre”.
La Casa Blanca no se unió a los llamados para que Israel modere su accionar y culpó directamente al grupo gobernante Hamas, respaldando al primer ministro Benjamin Netanyahu, quien describió las acciones del Ejército israelí como una defensa de las fronteras de su país.
En la ceremonia de inauguración en la embajada, Netanyahu, agradeció a Trump “por tener la valentía de cumplir con sus promesas”. “Qué glorioso día para Israel. Estamos en Jerusalén y estamos aquí para quedarnos”, sostuvo el primer ministro.
En un mensaje grabado, Trump dijo que sigue comprometido con la paz entre Israel y los palestinos. En la ceremonia estuvo representado por su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner, el enviado estadounidense a Oriente Medio.
Pero el presidente palestino, Mahmoud Abbas, dijo que Estados Unidos abrió un “puesto de asentamiento en Jerusalén Oriental” y calificó lo ocurrido en Gaza como una masacre. Además, anunció una huelga general el martes.
Decenas de miles de palestinos llegaron a la frontera terrestre del enclave costero y algunos se acercaron a la valla israelí, una línea que líderes del Estado judío dijeron que no permitirían que fuera cruzada. En el aire se levantaban columnas de humo negro de neumáticos en llamas encendidos por manifestantes.
Los manifestantes, algunos armados con hondas, arrojaron piedras contra fuerzas de seguridad israelíes, quienes respondieron con cartuchos de gas lacrimógeno y munición.
“Hoy es el gran día en que cruzaremos la valla y le dijeron a Israel y al mundo que no aceptaremos estar bajo ocupación para siempre”, comentó el profesor de ciencias Ali, en Gaza, quien no quiso que se mencionara su apellido.
El reconocimiento por parte de Trump de Jerusalén como capital de Israel en diciembre indignó a los palestinos, quienes dijeron que Estados Unidos ya no podría ser un mediador honesto en ningún proceso de paz con Israel.
Los palestinos quieren que Jerusalén Oriental sea la capital del Estado que quieren fundar en la Cisjordania ocupada y en la Franja de Gaza. Israel considera a toda la ciudad, incluyendo al sector oriental que capturó y anexó tras una guerra en 1967, como su “capital eterna e indivisible”, un posición que no cuenta con reconocimiento internacional.
La mayoría de los países dicen que el estatus de Jerusalén -una ciudad sagrada para judíos, musulmanes y cristianos- debería ser determinado en un acuerdo final de paz y que cambiar sus embajadas ahora perjudicaría esa posibilidad.
Las negociaciones de paz para encontrar una solución al conflicto que considere dos estados han estado congeladas desde 2014. (Reuters).