Testigo fiel
Por: Jesús Torres
¿Manto de impunidad para Adán?
Morena decidió jugarse su futuro con el respaldo que desde Palacio Nacional le dieron a su coordinador en el Senado, Adán Augusto López Hernández, denunciado en la Fiscalía General de la República (FGR) por tener ligas con el crimen organizado en el caso del exsecretario de Seguridad, Hernán Bermúdez Requena.
En este cierre de filas, a como se ve, -ya lo habían hecho morenistas en el Senado-, la orden tuvo que haber llegado directo de Palenque, donde vive el mandamás del movimiento, el guía moral del partido vinotinto y cuasi ‘carnal’ de López Hernández, el originario de Macuspana, Andrés Manuel López Obrador.
Aún así, el senador de Morena, todavía no puede cantar victoria, pues el escándalo en el que se encuentra envuelto es un asunto no cerrado, falta que aparezca su exsecretario de Seguridad Pública buscado por la Interpol y sobre quien pesan denuncias por liderar en Tabasco el grupo criminal ‘La Barredora’, brazo armado del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Las acusaciones que pesan sobre Adán López, y que no es el único a quien se involucra con la delincuencia organizada, sino a otros actores políticos, incluidos el mismísimo expresidente, López Obrador, han creado la percepción entre los mexicanos que Morena es un narcopartido.
Las denuncias no sólo se han dado por parte del gobierno de EU, sino también del PRI quien ha acudido a la FGR a presentar querellas para que se castigue además de Adán López y el expresidente, López Obrador, a su hijo, Andy López Beltrán secretario de Organización de Morena, los gobernadores de Sonora, Alfonso Durazo; de Tamaulipas, Américo Villarreal; Rubén Rocha Moya, de Sinaloa; de Campeche, Layda Sansores y el exgobernador de Chiapas, Rutilio Escándon.
Aún y con esa retahíla de casos, Morena le ha apostado a mantener un manto de impunidad y protección a sus políticos acusados de colaborar con grupos criminales en la antesala de las elecciones intermedias de 2027.
Con esa percepción, el partido en el poder se organiza para que en los próximos dos años el electorado le refrende su confianza en la renovación de las presidencias municipales, diputaciones locales y federales así como en 16 gubernaturas.
La apuesta es mantener el control de la Cámara de San Lázaro, a pesar de todo y contra todo lo que se les atraviese, así como las presiones que lleguen del exterior, como se ha visto desde que asumió la presidencia de EU, el republicano Donald Trump.
El costo político se verá después de las elecciones por venir, aunque los escándalos siguen dejando mal parados a los principales actores de Morena y sus gobiernos, ahora desacreditados por la mancha del narcotráfic