Lo que comenzó como una detención clave en la lucha contra el crimen organizado en Tabasco ha terminado por revelar una red de complicidades entre autoridades estatales, grupos delictivos y estructuras políticas que ahora sacuden los cimientos de Morena y salpican al exsecretario de Gobernación y exgobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández.
El 30 de diciembre de 2019, Trinidad Alberto de la Cruz Miranda, alias El Pelón de Playas, identificado como líder de Los Zetas en Tabasco, fue arrestado por delitos que incluían secuestro, extorsión, venta de armas, drogas y combustible. Su captura provocó una ola de violencia inmediata: quema de vehículos, ataques a locales y, sobre todo, la aparición de narcomantas. En una de ellas se leía: “Vamos por ti, Hernán Bermúdez Requena, por traidor”. Bermúdez, quien llevaba apenas 19 días como secretario de Seguridad Pública de Tabasco, era ya blanco de amenazas y foco de atención para los servicios de inteligencia.
Esa fue la primera vez que el nombre de Hernán Bermúdez apareció en el radar del Centro Regional de Fusión de Inteligencia (Cerfi) del sureste y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Bermúdez adoptaría posteriormente el nombre en clave de “Comandante H”, operando desde lo más alto de la estructura policial del Estado. Su vínculo con organizaciones criminales fue documentado desde entonces por las Fuerzas Armadas.
La entrada del CJNG y el ascenso de La Barredora
El 4 de diciembre de 2020 marcó un punto de inflexión. Kalimba, un líder huachicolero ligado a Los Zetas, fue asesinado por Pantera y Toro, operadores independientes que buscaban tomar el control de cuatro municipios estratégicos. Lo lograron con el aval de Bermúdez. En un informe militar de enero de 2021, se detalla cómo Pantera recibió una llamada del entonces secretario de Seguridad para felicitarlo y permitirle tomar la plaza. A cambio, ofrecía protección institucional y armamento, incluso a través de oficiales estatales.
Fue así como La Barredora, brazo local del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), se consolidó en Tabasco. En los meses siguientes, los cadáveres aparecían junto a mensajes que celebraban la llegada del “Guadalajara de Barredora”, con un Estado convertido en paraíso del huachicol, tráfico de armas, droga y migrantes.
Los documentos filtrados por Guacamaya Leaks y obtenidos por EL PAÍS revelan que, desde 2021, Bermúdez era señalado como la cabeza de una estructura delictiva que controlaba directamente a jefes de plaza, decidía ejecuciones y establecía tarifas para liberar a delincuentes.
En uno de los reportes de Sedena, se lee: “Pantera recibió una llamada del H y el trato es que mande medio kilo ($500,000 MXN) con las tres mujeres de los detenidos para liberarlos. No quieren abogados ni que se sepa del trato”.
Una estructura criminal dentro del gobierno
El mapa criminal elaborado por el Ejército colocaba a Hernán Bermúdez como líder operativo, con una red que incluía a Javier Reyes, coordinador de policías municipales; Ulises Pinto, conocido como El Mamado; Carlos Tomás Díaz Rodríguez, exasesor de la Fiscalía de Alto Impacto; José Felipe Padilla Castañeda, coordinador de la Guardia Nacional; y Leonardo Arturo Leyva Ávalos, alias El Carnal, quien simultáneamente era director general de la policía estatal y jefe del CJNG en Tabasco.
“Esto evidencia la corrupción existente de las autoridades, destacando que el CJNG puede disponer de las capacidades de las estructuras operativas, tecnológicas, de inteligencia e información del estado”, se lee en un informe del Cerfi fechado en julio de 2021.
Las sombras sobre Adán Augusto
En la cúspide de esta red, los militares recogen testimonios de criminales que mencionan al entonces gobernador Adán Augusto López Hernández. El 13 de diciembre de 2020, el Cerfi reportó comunicaciones interceptadas en las que Pantera habría ejecutado a Kalimba “por órdenes del Gobernador”. En otro testimonio, Toro asegura que Pantera “está con el gobernador, quien incluso le ofreció una gratificación por el jale”, refiriéndose al asesinato del líder huachicolero.
Aunque el propio Adán Augusto ha salido a decir que “no ha sido requerido por ninguna autoridad” y que “está a disposición para colaborar”, la presión ha escalado. La presidenta Claudia Sheinbaum rompió el respaldo automático de Morena al afirmar este viernes: “Sería pertinente que diera su versión”.
Bermúdez, prófugo; convenios bajo sospecha

Desde enero de 2024, Hernán Bermúdez está prófugo, con ficha roja de Interpol y una orden de aprehensión desde febrero, aunque fue confirmada oficialmente apenas este 16 de julio. Según la SEDENA y la Marina, Bermúdez habría salido del país el 26 de enero.
Paralelamente, EMEEQUIS reveló que durante su gestión, Bermúdez recibió millones de litros de combustible de forma directa, fuera de toda práctica administrativa convencional. Un convenio entre la Secretaría para el Desarrollo Energético (SEDENER) y la Secretaría de Seguridad estipulaba la entrega directa en especie de hasta 1.8 millones de litros de gasolina y 150 mil de diésel. La logística del uso de estos recursos quedó en manos de Bermúdez, lo que facilitó su presunto uso en actividades ilícitas.
El convenio SEDENER-3235-020-SSYPC-2022 especifica además que el combustible sería entregado mediante vales o tarjetas magnéticas, sin posibilidad de canje por efectivo, pero los reportes de inteligencia sugieren que los recursos fueron utilizados para financiar a La Barredora y mantener su hegemonía territorial.
¿Quién protege a quién?
Aunque Adán Augusto López dejó la gubernatura en agosto de 2021 para asumir como secretario de Gobernación, Bermúdez permaneció al frente de la Secretaría de Seguridad hasta 2024. Según los convenios firmados, Adán lo designó formalmente en el cargo y le otorgó facultades para operar los acuerdos.
La clase política de Morena se ha dividido. Mientras algunos, como Ignacio Mier y Gerardo Fernández Noroña, aseguran que Adán no tenía conocimiento, otros piden una revisión a fondo. Lo cierto es que los reportes militares lo colocan dentro del sistema que permitió el crecimiento del CJNG en Tabasco, y su silencio durante los días posteriores a la revelación ha sido interpretado por muchos como una señal incómoda.
Mientras tanto, el Estado de Tabasco sigue figurando en los mapas del Ejército como una entidad con alto riesgo de captura institucional por parte del crimen organizado.
La sombra de Hernán Bermúdez no es sólo la de un prófugo, sino la de un sistema político y de seguridad que, lejos de combatir al crimen, parece haberlo integrado en su funcionamiento cotidiano.
Esta información fue publicada por El País y EMEEQUIS