Una densa columna de humo negro se elevó este miércoles desde la chimenea de la Capilla Sixtina, indicando que la primera votación del cónclave no logró el objetivo de elegir al nuevo papa. Los 133 cardenales electores, reunidos en estricto aislamiento desde la mañana, no alcanzaron los 89 votos necesarios para nombrar al sucesor del papa Francisco.
Cerca de 50 mil personas se congregaron en la Plaza de San Pedro, bajo el cielo romano, con la esperanza de presenciar la icónica fumata blanca. En cambio, lo que observaron fue el tradicional humo negro, símbolo de desacuerdo y de que el proceso continúa. “Es una emoción ver una fumata. Da igual que no sea blanca”, comentó Gabriela Sanz, turista argentina de 48 años, a medios internacionales. “Ya tuvimos un papa argentino, algo único en la historia”, añadió.
Este primer escrutinio, realizado más de tres horas después del inicio formal del cónclave, marca el comienzo de una serie de votaciones que se repetirán a partir del jueves, con dos sesiones en la mañana y otras dos por la tarde. Los electores deberán mantenerse en completo aislamiento, sin acceso a medios de comunicación ni dispositivos electrónicos, hasta que se defina al nuevo pontífice.
La elección ocurre en un contexto eclesiástico marcado por la división entre los llamados bergoglistas, seguidores del estilo reformista de Francisco, y el bloque conservador que busca un cambio de rumbo en la Iglesia Católica. En medio de esa polarización, no ha surgido aún un candidato claro.
La ceremonia de votación se desarrolla bajo el imponente fresco del Juicio Final de Miguel Ángel. En total silencio, cada cardenal deposita su papeleta doblada en una urna tras jurar secreto y fidelidad. Las boletas son luego quemadas con sustancias químicas que, según el resultado, generan humo blanco o negro.
Antes del encierro, el cardenal decano Giovanni Battista Re celebró una misa en la que llamó a preservar la unidad de la Iglesia. “Nos enfrentamos a un momento difícil, complejo y convulso. El nuevo papa deberá guiar a una comunidad de mil 400 millones de fieles en medio de desafíos sociales, religiosos y culturales”, señaló.
En esta elección, figuran como favoritos el italiano Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano; el español Ángel Fernández Artime; el húngaro Peter Erdo; el esrilanqués Malcolm Ranjith y el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa. Sin embargo, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, la balanza puede inclinarse inesperadamente hacia un candidato poco mencionado.
Entre los votantes también hay presencia mexicana. Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, y José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, forman parte de este cónclave. Aguiar Retes, de 75 años, fue creado cardenal por el papa Francisco y es conocido por su cercanía con las reformas del pontífice. Robles Ortega, de 76 años, participó también en el cónclave que eligió a Francisco en 2013, y fue nombrado cardenal por Benedicto XVI.
En el pasado, los cónclaves que eligieron a Benedicto XVI y a Francisco concluyeron tras apenas dos días de deliberaciones. Esta vez, muchos cardenales esperan una duración similar, aunque algunos prevén que el proceso podría alargarse hasta cinco días.Por ahora, el mundo observa atento. La próxima votación se realizará el jueves por la mañana. Hasta que el humo blanco no surja de la Capilla Sixtina, los fieles seguirán esperando la señal que anuncie: habemus papam. (Mas).