Este martes 1 de octubre, en un hecho histórico, Claudia Sheinbaum Pardo se consagró como la primera mujer en ocupar la presidencia de México; tras 200 años de la República y 65 presidentes hombres.
Entre porras y aplausos, Claudia Sheinbaum Pardo rindió protesta como la primera presidenta de la República y comandante de las Fuerzas Armadas; ante un Congreso abarrotado, y acompañada del presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador; de la presidenta de la Suprema Corte de la Nación (SCJN), la ministra Norma Piña, y los titulares del Congreso de la Unión; el Senador Gerardo Fernández Noroña y la diputada Ifigenia Martínez.
Esta investidura se vio marcada por el recibimiento efusivo de López Obrador, quien, desde su llegada al salón de sesiones de San Lázaro, fue elogiado, aplaudido y aclamado por más de 10 minutos por morenistas y aliados al grito de: “¡Es un honor estar con Obrador!”.
Es de resaltar que una vez que el ahora expresidente subió a la máxima tribuna del país, procedió a saludar con un beso en la mano a la presidenta del Congreso, la diputada de 94 años de edad, Ifigenia Martínez y Hernández (Morena), la cual llegó de último momento en silla de ruedas y asistida con oxígeno, con el único fin de poner la banda presidencial a Claudia Sheinbaum.
Mientras que también fue evidente que, hasta el final de su mandato, López Obrador mantuvo su distanciamiento con el Poder Judicial, pues durante este evento solemne, evitó saludar a la titular de La Corte, la ministra Norma Piña.
Entrega de la banda presidencial, con complicaciones
Minutos más tarde, Claudia Sheinbaum Pardo arribó a este mismo recinto arropada por el grito: “¡Presidenta!” y “Es un honor estar con Claudia hoy”; y contrario al mandatario saliente, ella sí saludo a la presidenta de La Corte, lo cual también provocó los aplausos de la oposición.
“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande”, exclamó después Claudia Sheinbaum al rendir protesta como nueva presidenta de México.
Acto seguido, Andrés Manuel López Obrador hizo entrega de la Banda Presidencial a la presidenta del Congreso, Ifigenia, para que, a su vez, la diputada morenista colocará este emblema del Poder Ejecutivo Federal a la nueva presidenta.
No obstante, este momento histórico estuvo marcado por las evidentes complicaciones de salud de la también activista Ifigenia Martínez, pues no le fue posible realizar el acto protocolario de colocar la Banda Presidencial a Claudia Sheinbaum, por lo que sólo la deposita en sus manos, concretando así el acto de transmisión del Poder Ejecutivo Federal.
«Nombremos presidenta con ‘a’ al final», pide en su mensaje a la nación
Luego de este momento, Claudia Sheinbaum Pardo emitió su primer mensaje a la Nación como Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, en el cual destacó la trayectoria de Andrés Manuel López Obrador, así como la lucha de las mujeres por ocupar más espacios en la vida pública del país.
“Hoy lo decimos con certeza y sin temor a equivocarnos, la historia y el pueblo lo ha juzgado, Andrés Manuel López Obrador uno de los grandes. El dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna, el presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas. El que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo y para millones, aunque a él no le gusta que se lo digan, el mejor presidente de México”, expresó la mandataria sobre su antecesor, a quien llamó hermano, amigo, y compañero de luchas.
En tanto, a lo largo de los casi 50 minutos que duró su discurso, la nueva presidenta resaltó que después de al menos 503 años, por primera vez “llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación. Y digo llegamos porque no llego sola, llegamos todas”.
Y es que luego de presentar el decálogo para su gobierno, Sheinbaum Pardo, aseguró que durante su mandato se garantizan todas las libertades y se respetarán los derechos humanos. “Nunca usaremos la fuerza del Estado para reprimir al pueblo. Respetaremos y garantizaremos la diversidad religiosa, política, social, cultural y sexual de nuestra sociedad. Cualquiera que diga que habrá autoritarismo está mintiendo”, proclamó.
Por otro lado, ante las y los integrantes del Poder Judicial, la nueva presidenta no dudó en defender la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros, pues, dijo, significa más autonomía e independencia.
“Piénsenlo solo por un momento, si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo. No, eso es autoritarismo, nosotros somos demócratas”, exclamó ante la mirada de la ministra presidenta Norma Piña.
Mientras que, en materia de seguridad, prometió garantizar la disminución de los delitos de alto impacto, y “no regresará la irresponsable guerra contra el narco de Calderón”.
Finalmente, la presidenta Claudia Sheinbaum insistió que esta nueva etapa en la historia de México “es tiempo de transformación y es tiempo de mujeres”, al tiempo que enfatizó que hoy se sabe “que las mujeres podemos ser presidentas y con ello hago una respetuosa invitación a que nombremos presidenta con A al final, al igual que abogadA, científicA, soldadA, bomberA, doctorA, maestrA, ingenierA con “A”, porque como nos han enseñado, solo lo que se nombra existe”.
Poco después de las 12:50 pm, Claudia Sheinbaum Pardo se retiró de San Lázaro con rumbo a Palacio Nacional, donde tomó protesta a los nuevos integrantes de su gabinete.
A esta investidura asistieron las y los integrantes del nuevo gabinete, así como las y los ministros de la SCJN, y 105 representantes de diferentes partes del mundo, incluidos 16 mandatarios.
Disciplina fiscal
En su primer discurso como mandataria, Sheinbaum ofreció disciplina fiscal, autonomía del banco central del país y aupar la relocalización de empresas durante su sexenio. Además, aseguró que las inversiones nacionales y extranjeras están seguras en la segunda mayor economía de Latinoamérica. (El Economista).
