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Científicos de la UNAM prevén nacimiento de un nuevo volcán en la CdMx

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La Sierra del Chichinautzin custodia los límites al sur de la Ciudad de México, es una cadena montañosa considerada un campo volcánico activo, conformada por más de 300 volcanes monogenéticos, como el volcán del Xitle, que nació hace casi 2 mil años, lapso transcurrido que da a investigadores de la UNAM, la certeza de que un nuevo volcán está por nacer en esta región. El cuándo, cómo y dónde, siguen siendo grandes incógnitas que intentan descifrar.

“El campo volcánico del Chichinautzin, incluye al volcán Xitle; si es un campo activo, eso qué quiere decir, que si hay magma, nacerá un nuevo volcán, pero no va a hacer erupción el mismo Xitle”, señaló en entrevista la doctora Ana Lillian Martín Del Pozzo, investigadora del departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica.

A diferencia de los grandes volcanes como el Popocatépetl, donde se conoce la localización de su cráter, en el caso de los volcanes monogenéticos no se conoce, por lo que no se puede pronosticar el sitio de la siguiente erupción. Así que desde 2008, el doctor Hugo Delgado Granados, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, junto con su colega Roberto Villalpando de la UAM Azcapotzalco, publicaron el Método para pronosticar la localización de un nuevo volcán al sur de la Ciudad de México, que se realiza mediante el monitoreo de emisiones de bióxido de carbono difusas en el suelo.

“Los campos volcánicos monogenéticos son áreas donde un evento magmático tiene lugar mediante el ascenso del magma, pero en vez de salir por el mismo cráter, por el mismo volcán, en cada evento hay la creación de un nuevo volcán”, señaló Hugo Delgado en entrevista con MILENIO.

El estudio explica que los campos volcánicos monogenéticos son regiones donde nacen nuevos volcanes, de acuerdo a cierta periodicidad, y éstos surgen en la intersección de fallas y fracturas que permiten el ascenso de los magmas, pero están cubiertas por las erupciones de volcanes previos, por lo que por medio de esa metodología intentan descifrar dónde nacerá, y es que estiman que el período de retorno promedio para el surgimiento de un nuevo volcán es de entre 800 y mil 200 años, y el Xitle, estiman que nació hace 2 mil.

“Necesitamos estudios muchísimo más detallados de las edades de los volcanes, y eso no lo hemos hecho, entre varios colegas tenemos una idea de los volcanes más recientes, si eso funciona ya nos pasamos del tiempo, ya debió haber nacido el nuevo volcán, pero como no conocemos toda la historia de los demás volcanes, de los otros 300, la estadística nos falla y necesitamos hacer más estudios, sobre todo más fechamientos de los edificios volcánicos para poder tener una mejor estadística de cada cuándo surge un nuevo volcán en la región”, dijo el investigador Delgado Granados.

Un peligro para 20 millones de personas
En un estudio más reciente, publicado en 2019, la vulcanóloga Martín del Pozzo y su colega Amiel Nieto-Torres, sostienen que una erupción en el Campo Monogenético del Chichinautzin representa un gran peligro volcánico para la Ciudad de México, donde habitan más de 20 millones de personas.

El estudio Evaluación de la amenaza espacio-temporal de un campo volcánico monogenético, cerca de la Ciudad de México, destaca que los flujos de lava del volcán Xitle —que fueron alimentados por tubos. —, fluyeron hacia el sur de la Ciudad de México, entonces habitada por los cuicuilcas, enterrando la mayor parte de las Pirámides de Cuicuilco. Los flujos de lava se extendieron en todas direcciones, llegando también a un área entonces inestable cerca de la Ciudad de México.

“El Xitle es importantísimo porque cubrió la ciudad de Cuicuilco, esta zona que está junto a Perisur, y donde incluso está la zona arqueológica tan interesante para la Ciudad de México y también la Villa Olímpica, está sobre estos mismos asentamientos, impactó muchísimo a la población de ese tiempo, o sea de hace 2000 años porque ellos ya tenían todas estas construcciones maravillosas y precisamente por eso emigraron”, añadió.

Al hacer erupción, el Xitle arrojó cenizas y lava sobre la ciudad y los campos donde los pueblos más antiguos de la cuenca Cuicuilco, Ajusco y Topilejo se desarrollaban.

“Los derrames de lava que cubrieron la ciudad de Cuicuilco y ahorita es donde está Ciudad Universitaria, se formaron por tubos de lava que ahora son cuevas de hasta de 40 metros de ancho; fueron estos túneles en los que se encaminaron las lavas del Xitle y por eso se pudieron dispersar de esta manera, en la zona de los pedregales, donde también la vegetación es importantísima”, dijo.

Zona volcánica llena de especies y bosque
La investigadora destacó que actualmente, el Xitle es responsable de la infiltración de agua al suroeste de la Ciudad de México; se trata de un área natural que está cubierto principalmente por matorral xerófilo, bosque de encino y bosque de pino. En cuanto a su fauna, habitan cerca de 138 especies de vertebrados representados por 11 especies de anfibios, 28 de reptiles, 56 de aves y 43 de mamíferos.

“Por este tipo de vegetación es importante que lo protejamos, por el agua, por toda esta cuestión cultural, por su belleza escénica”, explicó.

El campo volcánico del Chichinautzin abarca las alcaldías Tlalpan, Xochimilco y Milpa Alta, debido a que es incierto cuándo, cómo y dónde nacerá, se mantiene el monitoreo de las señales que puede emitir, ante una posible formación.
“Nosotros identificaríamos esa actividad, generalmente al nacer un volcán; antes existe gran fallamiento bajo, pero no a profundidades como estos (micro) sismos que hemos tenido en Álvaro Obregón, que son aproximadamente de un kilómetro, sino que primero el magma que está bajo la corteza empieza a fracturar la base de la corteza y éstos sismos ocurren aproximadamente a 30 km de profundidad”, dijo Víctor Hugo Espíndola, responsable de Análisis e interpretación de datos sísmicos del Servicio Sismológico Nacional. (Milenio).