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Millones de venezolanos se suman a paro cívico contra Maduro

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Calles desiertas y barricadas en varias ciudades de Venezuela marcaban el jueves las primeras horas de un paro cívico de un día, convocado por la oposición como protesta contra la iniciativa del presidente Nicolás Maduro de reescribir la Constitución.

Líderes de la oposición declararon que el paro de 24 horas se cumplía exitosamente con el apoyo de millones de trabajadores y empresarios. Sin embargo, el mandatario socialista aseguró que no tuvo acogida y amenazó con meter presos a los organizadores de protestas como la del jueves.

Envalentonados tras recavar 7,5 millones de votos en un plebiscito no vinculante contra el plan oficialista de elegir una Asamblea Nacional Constituyente, líderes opositores dieron la largada a la «hora cero», una escalada de las protestas callejeras que iniciaron en abril.

«Hay que hacer todo el esfuerzo posible para sacar al tirano», dijo Miguel Díaz, de 17 años, quien junto a otros jóvenes levantaron desde el amanecer barricadas en distintas vías de las grandes ciudades para acompañar el paro opositor.

Desde las 6.00 horas del jueves (1000 GMT) los adversarios de Maduro llamaron a millones de personas a paralizar Venezuela, azuzando el ya caldeado ambiente político y social.

En distintas zonas del país petrolero se suspendió el servicio de transporte privado, dijeron testigos a Reuters; al tiempo que la cuenta oficial en Twitter del Metro de Caracas reportaba «pocos usuarios» en el inicio de la jornada laboral.

Pero agencias bancarias y pequeños negocios en algunas zonas de la capital y en otras ciudades trabajaban normalmente, junto a empresas de alimentos y estatales, al tiempo que motoristas cubrían las fallas en el transporte público.

Pasado el mediodía, Maduro denunció un ataque contra la sede de la televisora estatal y el incendio de una pequeña oficina del servicio postal del Estado. Sin dar detalles, responsabilizó a un alcalde opositor de los hechos violentos en medio de vías bloqueadas en el este de Caracas.

«He ordenado capturar a todos los terroristas», dijo en un acto donde aseveró que, una vez asuma la nueva Asamblea Nacional Constituyente, algunos líderes que convocaron protestas como la del jueves irán presos. «A votar el 30 de julio contra el terrorismo, por la paz», insistió.

Testigos de Reuters dijeron que en los alrededores de la sede del canal estatal se enfrentaron trabajadores del medio de comunicación con personas que estaban trancando las vías y la Guardia Nacional los dispersó con gases lacrimógenos.

En el pasado, la participación en este tipo de protestas se vio menguada por amenazas del Gobierno de sancionar a unos tres millones de trabajadores estatales y empresarios, al considerar ilegal las huelgas por motivos políticos.

«Estoy de paro de corazón porque si faltamos al trabajo nos botan a todos», dijo una ingeniera de 51 años que trabaja en Sidor, la mayor acería estatal de Venezuela, cuando esperaba de madrugada el autobús de la empresa para poder llegar a su sitio de trabajo, en el sur del país.

En Caracas, las fuerzas de seguridad arrojaron gases lacrimógenos a primeras horas del día en algunas urbanizaciones del oeste para dispersar a vecinos que intentaban bloquear las vías. Las autopistas hasta la mitad del día lucían despejadas, añadieron los testigos.

«Las calles no parecen ni de domingo. Venezuela en protesta y el transporte también está resteado con Venezuela», dijo el diputado opositor y vicepresidente del Parlamento, Freddy Guevara, en su cuenta de Twitter.

La ciudad de Barinas, hogar natal del fallecido presidente Hugo Chávez y mentor del gobierno socialista, mostraba una «paralización casi total», describió el alcalde opositor, José Luis Machín. «Sólo se ven aglomeraciones en las adyacencias de los bancos que pagan las pensiones hoy», apuntó.

Petroleros Activos

Venezuela atraviesa una de las peores crisis de su historia contemporánea con la inflación más alta del mundo, recesión económica y escasez de alimentos y medicinas.

La oposición señala a Maduro como el principal responsable del descalabro económico, pero el gobernante argumenta que es víctima de una «guerra económica» que busca desbancarlo antes de que culmine su mandato, a principios del 2019.

La oposición no participará en la elección de los constituyentes programada para el 30 de julio y diversos gobiernos de América instaron a Maduro a respetar la voluntad de los millones de venezolanos que el domingo rechazaron su propuesta, pero el mandatario insistió en que la Constituyente va «llueva, truene o relampaguee».

A pocos días de esa consulta, el paro recibía una mayor acogida que la que tuvo una protesta similar a fines de octubre del 2016, en la que el Gobierno amenazó con tomar el control de los negocios que no abrieran al público.

El oficialismo reportaba el jueves el normal funcionamiento de las actividades públicas, en especial de la industria petrolera estatal, que aporta más del 90 por ciento de los ingresos en divisas que entran a la nación miembro de la OPEP.

«Los trabajadores están al frente de sus responsabilidades y seguirán así por siempre», afirmó en la televisión estatal el presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA), Eulogio Del Pino, quien se trasladó al oriental estado Monagas para supervisar el día de labores de la compañía.

«La Constituyente sí va», agregó el funcionario, al tiempo que descartó que se repita entre sus empleados una huelga petrolera como la que ocurrió en 2002.

Algunos opositores también criticaban a sus líderes por asumir una protesta que golpea a los ciudadanos más pobres, la mayoría sin ahorros para poder asumir un día sin producir.

«¿Cómo puedo comer si no trabajo?», se quejó José Ramón, un comerciante informal de 50 años mientras cortaba algunas de las frutas que vende en un mercado en el oeste de Caracas, donde había notablemente más actividad que en las zonas más ricas de la capital. (Reuters).