Testigo fiel
Por: Jesús Torres
¿Se pudo evitar la tragedia?
Si bien no puede evitarse el impacto de un huracán y hacer frente a su furia cuando alcanza su máximo nivel de peligrosidad, sí puede ponerse a salvo a la población que se verá afectada mediante una alerta temprana.
Lamentablemente lo ocurrido en Guerrero deja ver que no se activaron los protocolos de Protección Civil, pese a que el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos alertó 21 horas antes que la entonces tormenta tropical ‘Otis’ podría convertirse en huracán.
Y así fue, entró a las playas de Acapulco con categoría 5 provocando daños catastróficos y lo que es peor, dejando a su paso la muerte de 27 personas y cuatro más que se encuentran en calidad de desaparecidos.
¿Se pudo evitar esta tragedia? Claro que sí, pero las autoridades de los gobiernos federal y del estado de Guerrero a través de Protección Civil nunca se declararon en sesión permanente para dar seguimiento al meteoro, su trayectoria y evolución.
Y no sólo eso, activar un plan de emergencia preventiva de auxilio a la población, antes del impacto del huracán, para evacuar a familias que viven en zonas vulnerables y llevarlas a lugares seguros donde se les proporcionara cobijo y comida.
Las imágenes del desastre que han dado la vuelta al mundo dan cuenta de la furia conque fue tratada una de las zonas turística más importantes de México y fuera de este país.
Y no es para menos, Acapulco representa para los guerrerenses 123 mil 358 millones de pesos de su Producto Interno Bruto (PIB) anual, según el INEGI.
En tal sentido, de acuerdo con cifras oficiales, el huracán ‘Otis’ impactó en el 54.2 por ciento de la generación económica del estado.
Evidentemente que el desastre ante un fenómeno de esa magnitud era previsible así como los daños materiales, que con el tiempo pueden reponerse, pero no la vida de quienes tomó por sorpresa.
Aunque como suele ocurrir en estos casos, después del niño ahogado, lo que vendrá de parte de las autoridades será la reconstrucción de la zona afectada y el apoyo a las familias que perdieron su patrimonio. El muerto al pozo y el vivo al gozo.
Será una tragedia más que facturarán, sin la menor duda, a la llamada Cuarta Transformación, que dicen, vive este país.