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Morena se divide, oposición se fortalece

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Testigo fiel
Por: Jesús Torres
Morena se divide, oposición se fortalece

En Palacio Nacional hay serias preocupaciones, no sólo porque hay indicios de perder las elecciones de los estados de México y Coahuila sino porque se les puede ir de las manos la de 2024.

Las llamadas ‘corcholatas’ no están en sintonía con su partido que tiene a la vuelta de la esquina los comicios del próximo 4 de junio.

Tanto, Claudia Sheinbaum como Marcelo Ebrard, Adán López y Ricardo Monreal andan más ocupados y preocupados por posicionarse en las encuestas, método que utilizará Morena para elegir al candidato presidencial.

En la víspera el secretario de Relaciones Exteriores reclamó que la dirigencia del partido no ha dado fechas del procedimiento con el cual se eligirá al abanderado oficialista.

Su principal rival, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, la favorita de López Obrador, le mandó a decir que tenga paciencia y que no coma ansias.

En otras palabras, el llamado fue a que no se caliente con las elecciones del próximo año.

Mientras eso ocurre entre las ‘corcholatas’, los escándalos de corrupción que han salpicado a los hijos de López Obrador en últimas fechas se han vuelto un ingrediente demoledor que golpea electoralmente a la 4T rumbo a las elecciones de junio próximo y las del 24.

Por un lado en su programa de Latinus el periodista, Carlos Loret reveló cómo amigos de Andrés López Beltrán, recibieron contratos por más de 100 millones de pesos de parte del gobierno federal, a través de una red de empresas que simulan competencia.

Y por el otro, Mexicanos contra la Corrupción detectó que José Ramón López Beltrán tiene como residencia particular una casa en Coyoacán, propiedad de la asistente personal de la directora de la Jornada, periódico que ha recibido el mayor monto de contratos de publicidad en este sexenio.

Ambos casos salpican de corrupción la bandera de la honestidad del originario de Macuspana, aunque niegue y diga lo contrario, así como ha ocurrido con funcionarios de su gabinete, denunciados por desvío de recursos, que gozan de total impunidad.

Ante estas embestidas, el oficialismo ha enderezado sus baterias hacia los partidos de oposición y sus líderes mediante campañas de odio, que a pesar de los ataques, hay que decirlo, gozan de cabal salud y con la mirada puesta en el 2023 y 2024 como quedó demostrado a mediados de esta semana en un conferencia que ofrecieron a medios de comunicación.

La proclama del bloque opositor fue que: “Ni nos van a echar para atrás, ni nos van a doblar, la coalición Va por México está firme, está solida, vamos a ganar en el 2023 y vamos a ganar la presidencia de la república en el 2024”.

La desesperación es tal que desde el atril de Palacio Nacional también se busca socavar a las instituciones como el INE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Pareciera que el fantasma de la derrota lo tiene enloquecido.