Testigo fiel
Por: Jesús Torres
Discurso de odio a la mujer, el eco en Tabasco
La violencia contra la mujer alimentada desde el púlpito de Palacio Nacional ha tenido resonancia no sólo en actos contra la presidenta de la SCJN, Norma Piña y últimamente hacia la alcaldesa de Centro, Yolanda Osuna Huerta, sino también en los altos índices de feminicidios registrados en el país.
Aquí en este espacio se han condenado los ataques que ha lanzado desde las mañaneras López Obrador contra la titular del Poder Judicial Federal a quien el pasado 18 de marzo en el zócalo capitalino un grupo de morenistas quemó su imagen.
Una practica que cundió como mal ejemplo en Tabasco días después cuando locatarias del mercado público de Ocuiltzapotlán en protesta prendieran fuego a una especie de piñata con la fotografía de la presidenta municipal de Centro, Yolanda Osuna Huerta.
Este tipo de agresiones, aunque simbólicas, se dan en medio de un clima de violencia por el que atraviesa México y donde la única que sale perdiendo es la misma mujer.
Y no es para menos, el 2022 fue considerado uno de los años más violentos de la historia reciente por los crímenes de 3 mil 754 mujeres en medio de un clima de odio e impunidad.
Apenas el fin de semana pasado en Tabasco, en el municipio de Emiliano Zapata, la jurídico de ¡Atención a la Mujer!, Alma Lizeth ‘N’ fue asesinada por su esposo en presencia de sus dos hijos menores.
Otro caso se registró en la ranchería Mantilla, del municipio de Centro en contra de María Fernanda ‘N’ quien recibió de su agresor varios balazos por la espalda.
Con estos suman ya diez mujeres ultimadas en la entidad, aunque de enero a febrero sólo se han abierto cuatro carpetas de investigación por feminicidio.
A pesar de la insistencia de grupos colectivos en defensa de la mujer para que en Tabasco se active la alerta de género, hasta hoy el gobernador interino, Carlos Manuel Merino no la ha considerado ni urgente ni necesaria.
La gobernadora nacional indígena de México, Candelaria Lázaro exigió un alto a las agresiones en todas sus formas. Dijo que todas las mujeres por igual merecen vivir una vida libre de violencia.
En ese sentido, tanto autoridades de los tres niveles de gobierno, incluido el inquilino de Palacio Nacional así como diversos actores políticos, militantes, simpatizantes partidistas y ciudadanos deberían de bajarle tres rayitas al discurso y manifestaciones de odio contra la mujer si es que no se quiere propiciar la insistente violencia y el feminicidio en este país.
Por lo menos desde aquí, como lo hacen muchos, se seguirá desaprobando las agresiones a este sector de la población trátese de quien se trate.