Los autobuses que transportan a civiles y combatientes sirios comenzaron a salir el miércoles del último enclave bajo control rebelde en Alepo tras pasar un día retenidos, dijeron funcionarios humanitarios e informaciones de medios progubernamentales.
Los obstáculos que paralizaban las evacuaciones en el este de Alepo y en dos aldeas rodeadas por rebeldes fuera de la ciudad fueron superados y la operación será completada en las próximas horas, según un servicio de noticias gestionado por el grupo libanés Hezbollah, un aliado del Gobierno sirio.
Cuando concluya la salida de las miles de personas que siguen en la zona insurgente, la ciudad caerá por completo en las manos del presidente sirio, Bashar al-Assad, su mayor victoria en los casi seis años que dura ya la guerra civil.
«Los autobuses están moviéndose otra vez desde el este de Alepo. Esperamos que continúen para que la gente pueda ser evacuada con seguridad», dijo a Reuters un funcionario de la ONU en Siria, mientras empezaba a caer la nieve en la ciudad.
La gente estaba esperando en medio de frías temperaturas desde que la evacuación se topó con problemas el martes, con decenas de autobuses estancados en Alepo, algo que también ocurrió en las aldeas chiíes de al-Foua y Kefraya. Rebeldes y fuerzas gubernamentales se culparon entre ellos de la situación.
Tras la aparente solución de los problemas, el servicio de noticias de Hezbollah dijo que 20 autobuses que transportaban a combatientes y sus familias salieron del este de Alepo el miércoles hacia zonas controladas por los rebeldes.
Asimismo, la televisión siria indicó que cuatro autobuses y dos ambulancias llegaron a áreas de Alepo en manos del Gobierno desde al-Foua y Kefraya. Fuerzas gubernamentales habían insistido en que las dos aldeas debían ser incluidas en el acuerdo para sacar a la gente del este de Alepo.
Hasta el momento, unas 25.000 personas han sido extraídas de Alepo, según el Comité Internacional de la Cruz Roja. Un funcionario de la ONU dijo que 750 personas habían sido evacuadas hasta el momento de al-Foua y Kefraya.
Detrás de los que huían de la zona rebelde de Alepo quedaba una tierra devastada de edificios destruidos, escombros y muros con impactos de bala, donde vivían decenas de miles de personas hasta hace pocos días bajo un intenso bombardeo, incluso tras el colapso de los servicios médicos y de socorro.
Las áreas bajo control rebelde del otrora floreciente centro económico, con sus célebres antigüedades, fueron destrozadas durante la guerra, en la que han muerto más de 300.000 personas, creando la peor crisis mundial de refugiados y permitiendo el ascenso de Estado Islámico.
Sin embargo, en la zona occidental de la ciudad, un área mucho mayor en manos del Gobierno durante la guerra, hubo grandes fiestas en la noche del martes, junto con el encendido de un árbol de Navidad, mientras los residentes celebraban el fin de los combates.
El Ejército sirio hizo uso de parlantes para emitir advertencias a los rebeldes de que estaba a punto de entrar en su menguante zona y les exigió acelerar la evacuación.
El control total de Alepo sería un gran triunfo para Assad y sus principales aliados, Irán y Rusia, contra unos rebeldes que le desafiaron durante cuatro años en la ciudad más poblada de Siria.(Reuters).