Testigo fiel
Por: Jesús Torres
Adán López, apoderado de Morena
No debería sorprender la manera en que Morena, el partido en el gobierno, resuelve sus conflictos internos, incluso mediante el uso de la violencia, sobre todo cuando entra en un proceso de renovación de sus dirigencias.
Aquí se ha dado a conocer cómo el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador incurrió en viejas prácticas de acarreo, compra y coacción del voto, condicionamiento de programas sociales, así como quema y relleno de urnas durante la elección de sus consejeros.
Las huestes de AMLO no sólo van por posiciones partidistas en los ámbitos nacional y local, sino por un cargo público en 2024 cuando se lleven a cabo elecciones en nueve estados, incluido Tabasco, la presidencia de la república, así como la renovación de escaños en el Congreso de la Unión.
A eso obedece la lucha intestina que se ha desatado no sólo a nivel nacional con el desconocimiento de los dirigentes, Mario Delgado y Citlalli Hernández, sino también en la mayoría de las entidades donde se realizaron asambleas distritales, actualmente impugnadas ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Tabasco, la tierra de López Obrador y de Adán Augusto López Hernández, secretario de gobernación, una de las “corcholatas” que busca la candidatura presidencial, es un claro ejemplo de cómo mediante el golpeteo, zancadillas y uso de poder se apoderan del control del partido para beneficio de un grupo político.
Tras la designación de la nueva dirigencia que encabezan Tey Mollinedo y Raúl Ojeda, vinculados a Adán López, no todos cerraron filas con el notario público en sus aspiraciones y pintaron su raya en respaldo a la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Los “traidores” como fueron tachados desde el mismo gobierno de la 4T, se les identificó con el titular de Fonatur, Javier May Rodríguez quien aspira a gobernar Tabasco.
Entre ellos, José Ramiro López Obrador, hermano del inquilino de Palacio Nacional, Lorena Méndez Denis, fundadora de Morena y diputada federal, el senador, Ovideo Peralta, los legisladores, Rafael Elías Sánchez Cabrales y Jesús Selván, así como la titular de Desarrollo Energético, Sheila Cadena y el Coordinador Estatal para la Regulación de la Tenencia de la Tierra, Francisco Sánchez Ramos, estos últimos alcanzados por el brazo ejecutor del que despacha en Bucareli.
Este es apenas el inicio de la lucha de poder entre morenistas que iniciaron el movimiento con AMLO y los que llegaron después, pero que han gobernado Tabasco desde las trincheras de otros partidos políticos.
Habrá que esperar todavía la reacción y el cobro de facturas de Javier May y su aliado, Octavio Romero Oropeza, director general de Pemex, ante la embestida y el escarnio al que fueron expuestos públicamente por parte del gobierno morenista en el estado. Los responsables, dicen, tienen nombres y apellidos.
¿Será el preludio de la debacle de Morena o el empoderamiento de Adán López para seguir mandando en Tabasco? El electorado tendrá la última palabra.